Acerca de las “casualidades” y “coincidencias” en la vida

Por 9mesesbaby @9Mesesbaby

¡¡Hola, hermosas!!, seguramente habrán escuchado las frases, “todo sucede por algo”, “nada es casual”, “no existen las casualidades”, etc. En el momento, cuando sucede la situación en la cual las utilizamos, nos vienen a la mente, pero en realidad, estas frases deberíamos aplicarlas a cada momento de nuestra vida, ¿porque?, bueno, habrán escuchado también que cada persona que aparece en nuestra vida, aparece por algo, para enseñarnos algo, recordarnos algo, dejarnos algo y hasta llevarse algo de nosotros, mucho o poco.  Ahora, si profundizamos un poco mas y tenemos la certeza que nada es casual, sabemos que tampoco nadie nace por error, cada persona que viene a este mundo es parte de este plan perfecto de Dios y si nadie viene a este mundo de casualidad, quiere decir, que cada uno de nosotros, es bendito, porque está en este mundo gracias al amor de Dios (en primer lugar y en segundo, al amor de su madre)  es ahí cuando comenzamos a apreciar cada momento y a cada persona de nuestra vida.  Desde la persona que limpia nuestro auto, la cajera del supermercado, el panadero, etc. Si tienen siempre presente que cada persona es bendita y cada una de ellas es parte de Dios, créanme, comenzarán a verlas diferente, con ojos de amor.

Pero volvamos a las casualidades, éstas suceden todo el tiempo, digamos que también es una forma de comunicación con Dios y con nuestros ángeles, claro, es parte de un plan mucho mas grande y este es un canal que usan para hacérnoslo recordar y sobretodo comunicarse con nosotros.

Piensen, nos la pasamos pidiendo a Dios, preguntándole porque, hablando con nuestro ángel… ¿pero los dejamos responder?, ellos nos responden, ¡claro que sí! ¡y cómo! somos nosotros, que vivimos distraídos por nuestros pensamientos que no los escuchamos.

Podría contarles muchos ejemplos que me han sucedido personalmente, es más, ya se los he contado en varios posts, como por ejemplo, el de mi viaje a Can Cun, nosotros pensábamos que nuestra fecha de regreso era una fecha determinada y el “Destino” se puso de acuerdo para mandarnos mil señales en las cuales nos decía que nuestro regreso era ese mismo día y no al día siguiente (post aquí).

Las señales están ahí, solo tienen que estar presente para escucharlas, por ejemplo, ayer, para mí fue un día super pesado emocionalmente, tengo mis días así, cargados como cualquier persona, aunque como persona empática, sé también que cuando me siento así es porque están sucediendo dolores muy fuertes en el mundo (ayer fue el terremoto en Nepal, dejando hasta el momento más de 2500 muertes), en fin, otro día les hablaré de la empatía, en realidad estuve comenzando a escribir ese post cuando sucedió lo del huayco en Chosica, esa misma fecha sucedieron muchas tragedias en nuestro país, de más está decirles lo mal, físicamente que me sentía y sé que muchas también se sentían igual y quizás no sabían el porqué, en fin… les prometo otro post sobre el tema… pero regresando a lo nuestro, a las “coincidencias”, ayer me sentía así, pesada, con una tristeza infinita, sin ganas de hablar, solo de meditar y orar… por la tarde, mi mamá me dice, vamos a dar una vuelta, vamos a pasear un poquito, antes de salir, le pedía a Dios que bendiga mi salida y que por favor me mande una señal donde sepa que todo está bien, bueno, llegando al lugar, estacionamos el carro y pasó caminando al frente una chica con un polo escrito, “no te preocupes, todo va a estar o.k”. ¿”Casualidades”?, ¡claro que no! ¡por supuesto agradecí al Cielo!, pero no es por que yo sea especial o sea diferente, ¡¡claro que no!!, nos sucede a todas, como les dije antes ¡¡¡y a cada momento!!!.

Ahora, como les decía, es también una forma de comunicación que tenemos, por ejemplo, el otro día, mi tía estaba visitándome y me preguntaba por el nombre de mi hijo, que porqué le había puesto Kian, yo le decía que desde que supe que estaba embarazada sentía una necesidad fuerte que el nombre de mi hijo comenzara con la letra “K”, no sabía porque, simplemente lo sentía, era digamos, lo único que tenía claro… así que mi tía me preguntó, ¿y, porque?, le dije que no lo sabía, pero que aprovechaba la oportunidad para preguntárselo a Dios, a ver si me podía explicar Él, el ¿porqué?.

En fin, mi tía se fue y me puse a leer mi libro, estaba leyendo en esos momentos “Caballo de Troya” #8, ya les conté que son 9 libros acerca de un mayor de la fuerza americana, donde relata que USA cuenta desde hace muchos años con la tecnología de viajes en el tiempo, solo que no lo dice al mundo ya que podría ser mal usado, en él, relata que el gobierno ya ha desarrollado innumerables tecnologías que no ha dicho al mundo, en fin, la cosa es que este mayor y un ingeniero fueron parte de una misión de viaje en el tiempo en la época de Jesús, ¿verdad, mentira, ficción? no lo sé, lo que si sé es que escribir 9 libros, acerca de la vida de Jesús, con tantos detalles y documentación, fechas acerca de cuando llevaron la maquinaria necesaria para hacerlo y que no revelaron los propósitos y que realmente en esas fechas concuerda que los militares fueron a estas zonas y no se sabe porque… en fin, regresemos a lo nuestro, quizás será motivo también para otro post, el tema es que me puse a leer mi libro, cuando en esa misma página, contaba Jesús el significado de los “K”… casi me quedo helada, ¿como puede ser posible que minutos antes, preguntaba a Dios porqué sentí la necesidad de llamarlo a mi hijo con la letra “K” y minutos después abría mi libro y encontraba eso?, así que les escribo lo que decía:

“Fue así como supe de “K”, alguien de quien ya había oído hablar por Jaiá, la esposa del anciano Abá Saúl y por Yu, el chino.  Este último la llamaba “Kui”.  Escuché con especial atención y estoy seguro, también lo hicieron los cielos y los olivos y las colinas de Beit Ids (* y aumento, esta humilde bloguera también).  Todos prestaron oído a una historia que, probablemente, es cierta.  “K”, o “Kui”, era una criatura perfecta, imaginada por el Padre Azul (*así llama el mayor a Dios). Hoy la identificaríamos con un ángel, pero, a juzgar por las palabras del Maestro (*así llama el mayor a Jesús), era mucho más.  No importa.  Yo la imaginé a mi manera y Él asintió.  Por mucho que pudiera acertar, siempre me quedaría atrás. “K” no era varón, ni tampoco hembra.  Era, simplemente.  Reunía en su naturaleza – no material- todo lo que podamos estimar como complementario: luz y ausencia de luz, sonido y silencio, realidad y promesas, yo y tú, el uno produce dos, la fuente que mana hacia el exterior y, sobre todo, hacia el interior, el haber y no haber, el áhab que se basta a sí mismo, pero que no puede detenerse, lo cerrado, que solo puede ser concebido si está abierto, la quietud y la inspiración, lo que actúa sin actuar, lo amarrado y lo instintivo, la mitad de cada sueño, la libertad y el Destino, lo inminente que nunca es, lo que vemos que, a su vez, nos ve, pensar y ser, el rojo del “adiós” y el azul del “vamos”…[ ]… en definitiva, sería lo que hoy entendemos como un ser (?) con la propiedad de presentar o poseer, dos estados diferenciados e, incluso, opuestos y mucho más…

Pero un día (?), “K” descubrió que existen el tiempo y el espacio, a los que jamás tuvo acceso.  Sintió curiosidad y quiso experimentar: Y se asomó al tiempo.  Entonces, ocurrió algo nuevo: “K” se dividió en dos.  Una parte se hizo mujer; la otra apareció como un varón.  Eran las reglas del juego.  Si deseaba vivir en el tiempo – es decir, en la imperfección-, tenía que aceptar la nueva dualidad (“K” siempre vive en el “Dos”).  Y muy a su pesar, “K” mujer y “K” hombre, siguieron rumbos distintos.  A veces coincidieron y vibraron, pero los encuentros fueron breves y la vida, terminó distanciándolos.  Ella lo añora y él, a su vez, la mantiene viva en su corazón, pero ninguno de los dos conoce el secreto de “K”.  El juego prohíbe la reunión definitiva, al menos en los mundos materiales.  Él vive y ella vive igualmente y experimenta.  Ella crece y él crece.  Ella lo ama y él ama, pero no saben por qué.  Ignoran que fueron y serán “K”.  Y llegará el momento en el que mujer y hombre retornarán a su primitivo estado – la forma espiritual – y serán “K”.  Entonces, a su áhab natural, habrá sido añadida la vivencia humana, el amor, con minúscula”

Que tal respuesta ¿no?, verdad o no, lo cierto es que minutos antes, le formulaba la pregunta a Dios, ¿porque “K”? y tamaña respuesta que me envió… Kian, ¿”casualidad”?, ¿”coincidencia”?¿será Kian mi “K”?, no lo sé, la verdad quizás nunca lo sepa, pero su nombre, tiene para mí un significado mucho más especial, después de leer toda esta explicación.

Pregunten al cielo, no teman, pero sobre todo, estén abiertas para recibir la respuesta, porque éstas llegan, se los puedo asegurar.

Las amo, que tengan un maravilloso comienzo de semana,

Lectura recogida del libro “Caballo de Troya” #8, del autor, J. J. Benitez, pág. 455 – 456.