Acompañamiento en el arte: dibujo y pintura

Por Mamiclic

Esta mañana Marina se ha levantado con ganas de pintar.

Es una actividad que hace con frecuencia. Ella se dirige a la estantería donde guardamos el estuche que, a su vez, guarda las ceras, nos lo acerca a su papi o a mí (o a quien esté por ahí) y nos empieza a chillar “A PINTAAAAAANT, A PINTAAAAANT”. Entonces, nosotros, le vamos a buscar unos cuantos papeles DIN A4 blancos que, óbviamente, guardamos en un lugar dónde ella no pueda acceder (si sumas paquete de 500 DIN A4 + paquete de 500 DIN A4 + paquete de 500 DIN A4 +…¡¡¡TE ARRUINAS!!!), le abrimos el estuche de las ceras y le colocamos, súper ordenados, los folios blancos encima de la mesa para, posteriormente, permitirle empezar a pintar.

La mayoría de las veces, su papi y/o yo nos sentamos a su ladito y empezamos a dibujar con ella. Que si un sol, que si una casa, ahora me atrevo con un animalito (¡qué bien que dibujoooo!). Mientras ella, a lo suyo. De vez en cuando, la miro y le digo ¡oooh, qué bonito!. Ella ni se inmuta y sigue pintado, sigue pintando, sigue pintando…

Pero hoy lo hemos hecho diferente.

Hace unos días, mi hermana me pasó un artículo que me hizo rediseñar el espacio de dibujo y pintura (que no es otro que mi comedor). Saqué las ceras del estuche y las puse en un bote abierto que Marina pudiese manipular, junto a un montón de papeles para reciclar, postits, facturas que ni nos miramos, diarios viejos,…Y todo eso lo dejé encima de la mesita de centro que tenemos arrinconada para dejar más sitio para jugar.

Esta mañana, cuando Marina ha querido pintar, se ha ído a la mesita, ha tirado TODAS las ceras entre el suelo y la mesa y ha empezado a trazar torbellinos en un minipapel de un blog de notas.

He pensado que sería interesante traducir del catalán el texto de la ilustradora Glòria Vives que publicó en la revista Viure en família y que explica cómo los adultos debemos acompañar al niño en la experiencia del dibujo y la pintura.

El texto original lo podéis encontrar en el siguiente link.

Espero que os guste

Fuente: Revista Viure en Família – Acompanyar el dibuix dels infants

Tanto la formación, algunos autores como Arnold Stern y Betty Edwards, la observación en las clases de dibujo (a gente de muchos tamaños), y la experiencia como madre y profesora, me llevan a algunas conclusiones sobre cómo tenemos que situarnos para hacer el acompañamiento en la experiencia del dibujo y la pintura:

  •  Intervenir muy poco en sus dibujos (sólo cuando nos inviten) y nunca con dibujos que aporten una carga simbólica (si dibujamos, hagamos rayas, círculos, puntos, y nunca pajaritos, casa, corazones, flores…). Lo hacemos por tres razones:
  1. Porque la carga de significado del dibujo de un adulto toma todo el protagonismo y anula todas las experiencias que el niño ha llevado a término en el mismo papel.
  2. Porque aprenden a copiar nuestros símbolos y van perdiendo el instinto de dibujar las cosas tal y cómo las ven.
    Por ejemplo, casi todos los niños dibujan casas de doble tejado dónde nunca han vivido, pájaros como si fueran un símbolo de “visto” (V) que no tienen ningún sentido porqué no entienden qué son (¡si no tienen ni pico, ni ojos, ni patas!) y árboles de algodón que no tienen ni hojas, ni ramas, ni raíces…Son símbolos que han aprendido de los padres o educadores y que les ahorra rebuscar cómo es el objeto realmente. Y como que los padres los entendemos, ya nos está bien (estas formas son más parecidas a la escritura que al dibujo y cuanto más tarde entren en su imaginario, mejor).
  3. Si el padre no entra en la propuesta del niño con su dibujo bien hecho, el niño no comparará ni juzgará si su dibujo está bien o mal hecho.
  •  Procuremos no preguntar nunca qué es.
    Porqué hay veces que no es nada, hay veces que no es y ya será y ya nos lo explicará, y hay veces que sólo quería probar el rotulador nuevo…
    No esperemos que todos sus dibujos “sean”.
  •  No los guardemos, ni los colguemos si no nos lo piden para quitar la carga de dibujo definitivo a un ejercicio o a un juego (aunque si me enamora, los rescato y los guardo de estrangis…).
  • Intentemos evitar juzgar ni positivamente ni negativamente, y que vivan el dibujo como una experiencia (aunque hay que reconocer que muchas veces se me escapa un: “¡Qué bonito!”…).
  • Trabajemos encima de soportes variados que nos encontremos. Intentemos huir del DIN A4 blanco ordinario. Dibujemos sobre facturas, cajas de galletas abiertas, sobres de las bolsitas de té (y vivamos la experiencia del minidibujo…).
  • Y pongamos al abasto material con el cual puedan ser autónomos (que se destapen fácilmente y que no se lien mucho). Siempre lo tiene al abasto y no nos necesitan para ponerse a dibujar. Esto no significa, por supuesto, que un día nos pongamos con las pinturas y hagamos un “cuadro para colgar”.