Acorralado

Por Manuel Somavilla
Era un día como cualquier otro y al abrir la puerta de la casa, como casi siempre, aparecían los dos gatos muertos de hambre dispuestos a tomar su desayuno.  
Amistad
Digo casi siempre por que no todas las veces aparecían los dos gatos pues el más pequeño, Panchito, noche sí y noche también, descubría un nuevo escape por dónde huía para pasar toda la noche, en el lote vecino que está sin urbanizar y lleno de maleza que lo hace muy apetecible a los ojos de un gato, jugando con otros gatos, cazando ratones o simplemente de picos pardos.

Haciendo una limpieza del lote aludido.

  • Y por dónde se iba?

Salto hasta el muro para acceder al árbol.
Segundo lugar de fuga bloqueado.

Del árbol al tejado y de ahí al lote.
Primer lugar de fuga: Cerrado


La simple colocación de unos tiestos vacíos
bastan para confundir al felino.
Tercero y último escape.
Se acabaron las fugas, por ahora...


Vista del tercer punto álgido,
los soportes de la manguera.
Con un ágil salto accedía al muro.


Panchito (cola negra) con su amigo de aventuras, cada uno en su lote.


Panchito