Across 110th Street: Racismo y lucha de pandillas al interior de Harlem.
Publicado el 08 mayo 2012 por Fantomas
“Across 11oth Street” (1972), es un drama criminal del director Barry Shear, el cual está protagonizado por Anthony Quinn, Yaphet Kotto y Anthony Franciosa.
Luego de que tres afroamericanos asaltan y asesinan brutalmente a un grupo de personas (un par de criminales de raza negra, algunos integrantes de la mafia italiana y a dos oficiales de policía) en el corazón de Harlem, el Teniente William Pope (Yaphet Kotto) se verá obligado a trabajar con el Capitán Frank Mattelli (Anthony Quinn), quien es conocido por sus métodos violentos y su supuesto racismo. Juntos tendrán la misión de encontrar al trío de criminales, antes de que la mafia italiana y sus asociados en Harlem destruyan el barrio en busca de venganza.
“Across 110th Street” es una de las pocas películas que emergieron del género del blaxploitation, el cual gozó de gran popularidad en el década de los setenta, que puede ser considerada como una producción serie A. El largometraje está basado en la novela del mismo nombre del escritor Wally Ferris, quien antes de publicarla en 1970, trabajó varios años como camarógrafo de un canal de televisión de Nueva York. Serían los ejecutivos de la United Artist quienes comprarían los derechos de la novela, para luego asociarse con la modesta compañía Film Guarantors, quienes se encargarían de la producción de la cinta. Mientras que el veterano guionista Luther Davis se encargaría de adaptar la novela, Barry Shear, quien había trabajado mayormente en televisión, sería seleccionado para ocupar el puesto de director. Lo que no resultaría sencillo, sería la elección del actor que debía interpretar al policía italoamericano Frank Mattelli. Luego de que el rol fuera rechazado por John Wayne, Kirk Douglas y Burt Lancaster, este tuvo que ser tomado por Anthony Quinn, quien participaba como productor del film. Igual de complicado resultaría ser el proceso de rodaje en locaciones. Harlem siempre se ha caracterizado por ser un barrio conflictivo, y en aquel entonces fueron varios los criminales del sector que amenazaron al equipo filmación con sabotear su trabajo si estos no les pagaban una cierta cantidad de dinero. En vista de la situación, a Shear y compañía no les quedó más remedio que aceptar las condiciones de los criminales, que se jactaban de ser los dueños de las calles de Harlem.
Como se menciona en la sinopsis, el detonante de todos los eventos violentos que transcurren en las calles de Harlem durante el film, es el atraco que el ex convicto Jim Harris (Paul Benjamin), y dos de sus amigos (Ed Bernard y Antonio Fargas), cometen a un “banco” de la mafia italiana situado en el corazón del famoso barrio. Lamentablemente, el asalto no sale como le tenían planeado, y pese a que el trío logra hacerse con 300.000 dólares, Harris termina asesinando a algunos integrantes de la mafia, a un par de criminales de la pandilla más peligrosa del barrio, y a dos policías durante su huida del lugar. La gravedad del acontecimiento y los jugadores involucrados, terminará desatando la ira no solo de la policía, sino que también del líder de la mafia italiana, quien ante el temor de que su reinado en Harlem se vea afectado por este hecho, decide enviar a su yerno, Nick D´Salvio (Anthony Franciosa), para intentar poner orden en el cada vez más convulsionado barrio. Por su parte, la policía decide poner a cargo del caso al capitán Frank Mattelli y al teniente William Pope, quienes desde un principio demuestran ser verdaderos polos opuestos, no solo por el hecho de que Matelli es italoamericano y Pope afroamericano, sino porque además el primero con el paso del tiempo ha sido corrompido por el ambiente que lo rodea, mientras que el segundo aún cree que el trabajo policial se puede llevar a cabo con algo de nobleza.
Como es de esperarse, bajo la constante lucha de poderes que existe durante el transcurso del film, se esconde el tema racial que en ese entonces estaba socialmente en boga en los Estados Unidos y que evidentemente es el tema central del relato. Mediante una escalada de violencia, Nick D´Salvio no solo intenta demostrarle a su suegro que es capaz de llevar el negocio familiar, sino que además busca demostrarles a los gánsteres afroamericanos cual es su lugar en la escala criminal y social. Los epítetos racistas son una parte importante de sus diálogos, y su actitud hacia sus colegas de raza negra no dista mucho de la que tiene un patrón con su esclavo. Dentro del mismo contexto racial, no es extraño encontrarse con imágenes de Mohammad Ali, Martin Luther King y Malcolm X en varios de los muros de las habitaciones de los diversos personajes de la cinta, lo que sumado a la actitud de cada uno de estos, deja en clara evidencia que no existía persona en la ciudad de Nueva York y en el resto del país del norte que no estuviese consciente de las tensiones raciales que preponderaban en aquel entonces. Por otro lado, si bien durante varios pasajes de la cinta se sugiere que el personaje de Quinn es racista, la verdad es que su problema no reside en el odio hacia los afroamericanos, sino en el hecho de durante el transcurso de los años, su creciente frustración lo ha convertido en un policía violento y corrupto, lo que inevitablemente lo acerca más a los criminales que intenta atrapar que a los ciudadanos que ha jurado proteger.
La diferencia de ideologías es precisamente lo que lo separa de su nuevo compañero. Pope es quizás el único personaje afroamericano del film cuyo sistema de principios permanece estoico ante la creciente violencia que existe a su alrededor, y a los constantes intentos por parte de los gánsteres locales por comprarlo. Más allá del tema ideológico que expone la cinta, gran parte de esta se centra en los esfuerzos paralelos de la policía y los criminales por encontrar al trío de improvisados asaltantes. La gran diferencia entre ambas iniciativas consiste en el hecho de que mientras los primeros quieren poner tras las rejas a los atracadores, los otros buscan ponerlos seis pies bajo tierra a modo de ejemplo. Es durante este proceso de búsqueda que se puede ver claramente como reina la política del miedo en Harlem. La gente no está dispuesta a cooperar con los encargados del orden público por miedo a las represalias, razón por la cual Mattelli y compañía no podrán evitar que D´Salvio y sus secuaces eliminen y torturen brutalmente a los dos eslabones más débiles del trío de criminales, para así poder dar con el cabecilla del grupo. A sabiendas que en su afán por encontrar a aquellos que osaron desafiar a la mafia italiana, D´Salvio es capaz de asesinar a medio Harlem, Pope y Mattelli se verán involucrados en una carrera contra el tiempo, que tendrá un violento y sangriento final al interior de un edificio abandonado.
El principal problema que tiene la cinta es que en su intento por describir las distintas perspectivas del conflicto, abarca a demasiados personajes cuyas personalidades y motivaciones terminan siendo pobremente descritas. Esto no solo provoca que no exista un protagonista definido, sino que además dificulta el seguimiento del foco de la historia. En una decisión claramente errónea, se decide darle importancia al tema de cómo el suegro de D´Salvio intenta darle a este una última oportunidad para demostrar su valía, lo cual resulta completamente irrelevante, y se dejan de lado las motivaciones que tuvieron Jim Harris y compañía para cometer un crimen que de una forma u otra, pondrían en peligro sus vidas y la de sus conocidos. Si bien es cierto que durante una de las escenas del film, Harris menciona que al ser un ex-convicto de 40 años, que además sufre epilepsia, difícilmente podría encontrar un trabajo que le permitiera llevar una vida digna, no se profundiza mucho más en como es que llegó a convertirse en un asesino despiadado, cuyos niveles de violencia no logran ser igualados por ninguno de los otros personajes de la cinta.
En el ámbito de las actuaciones, Yaphet Kotto y Paul Benjamin se destacan del resto del elenco, mientras que en la vereda contraria nos encontramos con Anthony Quinn y Anthony Franciosa, cuyo desempeño deja bastante que desear. Quinn por momentos logra imprimirle algo de intensidad a su personaje, pero en ciertas escenas su interpretación pierde fuerza y credibilidad. Franciosa por su parte, cae a ratos en la sobreactuación y nunca llega a convertirse en un villano capaz de causarle una impresión al espectador. Por otro lado, Jack Priestley utiliza un estilo de fotografía realista, lo que sumado a los ruidos ambientales que en ocasiones son utilizados a modo de banda sonora, le imprime por momentos una crudeza propia de un documental al film. En lo que respecta a la banda sonora, la música compuesta por J.J. Johnson es correcta, pero lamentablemente no es utilizada correctamente por el director. Quizás lo más destacable de esta, sea la canción escrita por Bobby Womack especialmente para la película, la cual no solo llegó a ocupar uno de los primeros puestos de lista de Billboard en el año 1973, sino que además posteriormente sería utilizada por directores por Quentin Tarantino y Ridley Scott en algunos de sus trabajos. Pese a sus fallas, “Across 11oth Street” es una película entretenida, que mezcla drama y violencia por partes iguales, y cuyo sombrío final no dista demasiado de su caótico comienzo. Sin lugar a dudas, se trata de una de las entradas más peculiares del blaxploitation, no solo por ser una producción que contó con un vasto presupuesto, sino porque además presentaba una mezcla intercultural pocas veces vista dentro del género.
por Fantomas.