Son las actividades de Coaching las que en su proceso y desarrollo transforman al ejecutante en una aparentemente grande y acorraladora interrogante.
Grande porque el miedo, ese desagradable y necesario compañero eterno de nuestros viajes es un perfecto camaleón y atisba y se cuela por aquellos rincones que ni tan siquiera su propio dueño tenía la más mínima noción de la existencia de éstos. Y necesarios porque sin ellos los obstáculos que tantas veces nos traen de cabeza sería imposible poder desarrollar el coraje y valor necesarios para enfrentarnos a nosotros mismos. Es difícil entender ésto pero también soy consciente de que sin ellos no hay ningún tipo de movimiento, sólo estanqueidad y ese si que es un gran aliado del miedo, la resignación. Y es acorralador porque el miedo juega con las mismas armas que cada persona pero en sentido contrario, es decir se alimenta de aquellos detalles que pensamos que con dejarlos atrás y olvidarlos es suficiente, hasta que llega el amigo no deseado.
Las Artes Escénicas han sido y son el punto de partido de miles de artistas y de personas de a pie para ponerse cara a cara delante de un espejo y empezar a conocer su propio yo. El Arte a diferencia del ser humano no juzga y no entra en debates de si es bueno o malo, sólo entiende que si ayuda al crecimiento personal de un ser humano, entonces hay que seguir ese camino, que también traerá exquisitos frutos a nivel profesional. El espejo somos nosotros y nuestros compañeros de trabajo, pues aún siendo una sóla persona la que actúa, existe todo un equipo de profesionales detrás haciendo posible el milagro de la magia que tanto gusta al espectador.
El motivo principal por el que a los artistas amamos el juego, siendo nuestra base indispensable de formación, es la acción. Es divertido ver jugar, pero más divertido y enriquecedor es ser ejecutante del juego, ser uno mismo quien decide dar respuesta a los interrogantes de la vida ¿por qué? ¿para qué? ¿cómo? ¿qué? ..., preferimos ser nosotros los ejecutantes de las acciones y decidir pintar en el suelo las sendas del camino que ver cómo otros las pintan, porque sólo así llegaremos a nuestra realidad. Cuando nuestras sendas del camino son otros quienes las pintan no estamos persiguiendo sino el objeto de quien hemos dejado que nos marque el camino. No hay sueño a alcanzar y nuestra realidad deja de existir.
El Coaching pone las cartas sobre la mesa a aquellos que están dispuestos a dejar de ser meros espectadores de sus vidas y pasar a la acción de dirigir y ejecutar sus propias sendas. Personas que sueñan y no se resignan a seguir un camino que han comprobado que no es el suyo. Y desean ser protagonistas de sus vidas.
La elección debe depender de cada persona, y aunque tan bueno y necesario es ser actor como espectador, bien es cierto que siempre tendrá más puntos de apoyo para la creación y resolución de conflictos en conflictos creativos el ejecutante que el espectador. El actor sabe qué herramientas le sirven y en qué circunstancias así como su uso, mientras que el espectador si bien puede intuir cuales le sirven no las hará suyas hasta la puesta en práctica.
Actor y espectador son necesarios y también hay que saber elegirlos.