Tras un sutil inicio, los ánimos se van calentando y empiezan a darle vida al asunto; suenan canciones como The Truth y Ouch!, mezcladas con algunos temas de su primer sencillo.
Como una bala, el barbudo cantante Javi Vielba se ganó al publico, ya no sólo con su imponente y versátil voz, sino con su labia y su salero interactuando hábilmente con el público.
Tras escuchar entre otras canciones los temas Runaway o A tale of The West parecía que el concierto llegaba a su fin cuándo se retiraron a sus aposentos mientras el público pedía ansisoso que regresaran; y si, regresaron. Los bises empezaron con uno de los mejores temas de su carrera : Shiralee y toda la sala cantaba al unisono esa curiosa palabra, ayudados por el incombustible Javi Vielba y sus dos acompañantes, entre ellos el virtuoso señor Rubén Marrén a la guitarra (sin duda alguna el más rápido de la orilla oeste del Pisuerga a la hora de cambiar cuerdas).
Para terminar los bises y un magnífico concierto, el grupo tuvo a bien regalarnos un pedacito de historia del rock and roll tocándo una impresionante versión de Lucille, del amigo Little Richards.
(Fucking Dreamer, www.onlymusicinmylife.com)