Actualiza o muere

Publicado el 09 enero 2017 por Emiliomolinar @EmilioMolinaR

Me habría gustado, después de la felicidad que sentí al conocer las últimas noticias sobre las remasterizaciones de los dos primeros Shenmue, continuar con nuevos contenidos positivos pero nuevamente me veo inmerso en la oscuridad. En esta ocasión por casos que, una vez más, me han hecho pensar en algo que no solo nos afecta a quienes jugamos a videojuegos, sino a todo el que haga uso más o menos habitual de cualquier dispositivo informático: las actualizaciones.

Esto le sucedió hace apenas unos días a mi compañero en CARLIO. Con intención de portar el último juego que desarrollamos para Android a nuestra página web para que pudiera ser jugado desde allí, tuvo primero que montar el entorno de trabajo, instalando una serie de programas. No podía imaginar que el objetivo no iba a ser tan sencillo como parecía, y es que no tardaron en aparecer los primeros problemas a raíz de una serie de cambios en las nuevas versiones que dificultaron su labor haciendo que lo que, en teoría, iba a ser cosa de minutos, se alargara días. También yo mismo sufrí algo parecido hace ya tiempo, cuando me vi obligado a actualizar Joomla (un entorno para desarrollar sitios web, para el que no sepa lo que es) a la por entonces última versión. El resultado fue catastrófico, pues muchos de los plugins usados en la web dejaron de inmediato de funcionar. En consecuencia, ante la montaña de trabajo que me habría supuesto volver a dejar todo como estaba (no, no hice copia de seguridad, cosas de novato) borré todo y abandoné la web.

Por fortuna aún existe libertad de elección, hasta cierto punto eso sí, de decidir si queremos o no actualizar algo a una versión posterior que, por otra parte, no sabemos de antemano cómo nos irá. El problema aparece cuando dichas actualizaciones pasan a ser obligatorias, una práctica que se viene dando en los videojuegos desde hace años y que está alcanzando cotas que nunca jamás hubiéramos sospechado.

¿Cuántas veces hemos introducido un juego en la consola, sobre todo uno que hiciera tiempo que no usamos, y ha aparecido un mensaje que nos avisa de una actualización? Han sido muchas, ¿verdad? Lo curioso es que no descarga nada a nuestro disco duro. Simplemente, parece efectuar una especie de chequeo. ¿Chequeo para qué, para comprobar si es original? ¿No basta con el código que lleva impreso el propio disco? ¿O está haciendo algo más?

Esto sucede, por supuesto, solo si estamos conectados a la red de turno pero lo habitual es que así sea. ¿Se nos explica para qué es la actualización? No. ¿Se nos deja elegir aceptarla o no? No. Si queremos jugar a ese juego la tenemos que instalar, no hay otro remedio. Y si ya un mero chequeo es molesto, imaginad lo que supone el tener que aceptar contenidos extra que no hemos demandado y que, esta vez sí, ocuparán espacio en el disco duro (y no poco precisamente), pero que igualmente se nos obligará a tragar si queremos jugar puesto que el juego no funcionará hasta que no haya sido actualizado. Ejemplo de esto son los añadidos que muchos juegos actuales sufren en su primer uso, las conocidas como "actualizaciones de primer día", aunque pueden darse casos a posteriori. Donde por fortuna sí se nos dice algo antes es cuando nos "ofrecen" actualizar la propia consola, una opción a la que tampoco nos podemos negar si queremos seguir usándola en su red.

Pensamos que ciertos contenidos, como los parches, son necesarios, aunque no lo serían si los juegos salieran más pulidos al mercado pero eso es otro tema. Los parches son algo que se agradece, especialmente en juegos de diseño muy complejo para los programadores, a los cuales siempre se les escapa algo que luego encuentra el jugador. Sin embargo, un parche de por sí no debería ocupar más de unos pocos megas, puesto que es código que se superpone al que hemos instalado o al que se leerá del disco. Ahora, cuando esos parches son estéticos, cuando son simples mejoras que se podían haber aplicado en su debido momento, en mi opinión están de más y no se nos debería imponer casi por la fuerza su descarga. Un par de ejemplos que me vienen ahora a la mente son el doblaje al castellano del Gears of War 4 y el renovado apartado gráfico del King of Fighters XIV, cosas que claramente tuvieron tiempo de añadir antes de la salida de ambos juegos pero que por las prisas en sacarlos y vender, dejaron a un lado. Total, si luego se pueden parchear, para qué esperar, ¿no? Esto último me daría también para hablar de esos juegos que, con el tiempo, acaban siendo irreconocibles con tanta actualización y añadidos, pero eso lo dejaré para otro día...

Como dije antes, estamos llegando a límites desconocidos en este aspecto. Mi sorpresa fue grande cuando descubrí, en un post de Facebook, que el mando de la Xbox One también se puede actualizar vía software para añadir nuevas funciones. ¿Qué será lo próximo? ¿Los cables, como alguno bromeó? "Actualizando cable de imagen, espere unos segundos...".

Como siempre, lo que comenzó siendo una buena idea se ha terminado torciendo por culpa de un uso abusivo que no nos beneficia en nada a los usuarios. Bastante malo es ya tener la obligación, en los sistemas actuales, de instalar el juego en el disco duro sin que se nos dé la opción, que aún teníamos en la anterior generación, de hacer uso del mismo en su soporte original. ¿No deberíamos, como dueños que somos de un producto que hemos comprado, poder utilizarlo del modo que creamos más conveniente? Visto lo visto, y a pesar del dineral que nos podemos dejar, tal vez no seamos tan dueños como creemos...