2. Deseo vehemente.
Acucia proviene del bajo latín acutia: "astucia", "agudeza", derivado del latín acūtus, "agudo".
Y es que la acucia, diligencia, solicitud o prisa, es una virtud contraria a la pereza, negligencia, tedio o el descuido en las tareas que estamos obligados a acometer.
También se emplea esta voz para designar un deseo vehemente, que tiene una gran fuerza, llena de pasión, que muchas veces nos hace dejarnos llevar por los impulsos y obrar de forma irreflexiva...
Como ejemplo de uso trascribiremos un fragmento de Amadís de Gaula, referente de las novelas de caballería escrita a finales del siglo XIII por un autor desconocido, en la que se relatan las aventuras del héroe legendario cuyo nombre da título al libro.
“…Y otros sus compañeros, que por amor de ellos allí quedaron; todos ponían acucia en aderezar sus armas y caballos y lo necesario, esperando que en saliendo aquellos reyes de aquella ínfula moviera el Rey Lisuarte contra ellos…”
¡Hasta la próxima justa!
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