Moisés Cayetano Rosado
En 1537 Rey D. João III encargó al arquitecto Francisco de Arruda -maestro de las obras del Alentejo y autor del Acueducto da Água da Prata de Évora- el proyecto de un acueducto para Elvas, ante la insuficiencia de las fuentes propias, dado el crecimiento de la población.El trabajo se ejecutó a cargo de los impuesto cobrados a los pobladores, pero en 1547 las obras se suspendieron debido a la falta de fondos. Hasta 1571 no consiguen reanudarse. Esta segunda campaña de trabajos -dirigida por el ingeniero Afonso Álvares- continuó hasta 1580: la subida al trono de Felipe I (Felipe II de España) originó un nuevo parón.Las obras fueron retomadas en el siglo XVII. En el año 1622 se completó el conjunto, con un recorrido de 12.380 metros, varias galerías que en la primera zona son subterráneas, captando el agua de 11 fuentes diferentes y construyéndose 843 arcos en su recorrido, así como diversos aljibes públicos y privados en el Casco Intramuros.Durante la Guerra Restauração (1640-1668) se convirtió en un obstáculo para la construcción de un nuevo conjunto de fortificaciones. Ingenieros militares exponen la posibilidad de derribar el acueducto, respaldados por D. João IV. La ciudad se opuso a esta medida; el Conde de São Lourenço, gobernador de la Plaza de Elvas, gestionó una petición a la corona, que finalmente renunció al derribo.
Desde la enorme explanada de aparcamientos que hay en su base (lugar privilegiado para observarlo) podemos seguir su traza hasta cerca de la pequeña población de Calçadinha -siempre al borde o próximo a la carretera-, lo que constituye un paseo a pie, entre olivos y tierras de labor, de 2’5 kilómetros, sin dificultades, apto para todas las edades y capacidades, aparte de fantástico para los amantes de la naturaleza, el patrimonio artístico y la fotografía.