“No sé si llorar, o atacar la caja de galletas. ¿Por qué tendrá que haber una caja de galletas hoy en la cocina de mi trabajo? ¿Por qué no puedo controlarme alrededor de la comida? ¿Estaré destinada a la obesidad eterna?”
¿Te suena familiar la situación? La llamo el “point of no return“, aquel momento de un día cuando has venido comiendo rico y sano, y sin embargo estás al borde del abismo, a punto de mandarlo todo al carajo y abalanzarte sobre las galletas/patatas fritas/helado. Y sabes que no habrá vuelta atrás, que una vez que comiences, el día estará perdido y será un no parar de atragantarte con porquerías.
Porque no te aguantas a hornear galletas caseras esta noche, aunque saben mejor. Porque no puedes esperar a comprar las patatas fritas o el helado gourmet, servirlas en un plato, sacar la foto y comer a bocaditos como una lady. Porque no hay nada de placer ni elegancia en este momento de desesperacion. Es adicción pura y dura, tu lado oscuro, tu monstrua interior, quiere salir a la superficie. ¡Socorro! ¿Qué hacer?
Dale pausa a la pelicula. Rebobinemos un poco. En tu día, que aparentemente venía tan bien, ¿ha sucedido algo que te dispare esta situaciñon limite? ¿Tienes presión en el trabajo, los niños no te hacen caso, o te has peleado con tu marido? O aunque no sepas qué lo ha causado, ¿puedes describir lo que estás sintiendo en este momento?
Porque en teoría adelgazar es simple: comer mejor, moverse más; la energíia que se ingiere debe ser menor que la energía que se gasta. Pero para moverse más ya sea caminando, corriendo, o bailando zumba, hay que estar de buen ánimo – mira que no digo tener tiempo porque si tienes buen ánimo y energáa, el tiempo se encuentra. Y para comer más frutas y verduras y menos de lo demás, hay que ser capaces de elegir y armar el plato desde la calma, y no desde la desesperación.
Para adelgazar, hay que estar de buena vibra porque hay que tener ganas de seguir los buenos hábitos. Y volviendo a la escena del peligro de atracón: ¿que estás sintiendo en este momento?
Necesidades básicas
Si hay algo que aprendemos con la maternidad, es a salir de casa cargando un bolso con agua, fruta, biberón, pañales, librito, sonajero, potitos, y otros varios etcéteras. Porque tenemos que garantizar las necesidades básicas de nuestro retoño, obviamente por su propio bien, pero también por el nuestro porque si lo hacemos esperar hasta volver a casa cuando nuestro niño comienza a tener hambre, sed, sueño o aburrimiento, ya sabemos que se pone “fastidioso”, y esta es una situacion que hay que conviene evitar como la plaga si queremos preservar nuestra paz mental y la de los que nos rodean.
También nosotras nos ponemos fastidiosas si tenemos hambre, sed, sueño o aburrimiento, porque somos tan humanas como los bebés. En vez de manifestarlo llorando a gritos (¡aunque a veces tengamos ganas!), lo expresamos de otra manera, como respondiendo con impaciencia, o con ganas de devorar cualquier porquería que haya a mano.
Para mantenerte de buen talante, te propongo ver menos television y dormir más, también llevar en el bolso agua, snacks (que una manzana y un tuppercito con almendras viajan bien en el bolso), y algún librito inpirador para ti.
Para evitar las situaciones limites conviene ir por la vida satisfecha: bien dormida, bien comida, bien bebida, bien… sí, eso también, que ¿cuándo fue la última vez que tuviste un orgasmo?
Asegúrate satisfacer tus necesitades básicas, preciosa, y no esperes hasta haberte quedado sin combustible que es mejor prevenir que curar. Y no solamente tenemos necesidades físicas, pasemos al plana emocional.
Vibración de las emociones
Nunca se me había ocurrido que las emociones vibraran, hasta que vi un video sobre la ley de atracción (no, no fue El Secreto, pero tampoco me acuerdo cual fue).
Lo que te voy a plantear no es demasiado científico, pero tampoco es demasiado esotérico: hay emociones de todo tipo, y algunas se sienten más bajas y otras se sienten más elevadas. No es necesario que las midamos en hertz como algunos por ahí aseguran que se puede hacer, simplemente usa tu experiencia: ¿a que no se siente igual la pena que la alegria? ¿o el pesimismo que el optmismo? ¿No decimos coloquialmente que andamos “bajoneadas” o que estamos “pum para arriba”?
Una vez que tenemos las necesidades fisicas basicas cubiertas, debemos cubrir nuestras necesidades emocionales, y las mejores emociones son las que se sienten, aunque sea intuitivamente, como de alta vibración.
Este gráfico de jerarquia de emociones lo hice arbitrariamente, mezclando algunos que vi por ahí. Tradicionalmente se usa la escala de colores del arco iris para ir de las vibraciones más bajas, a las más altas, pero no te tomes muy en serio ni el orden, ni la coloración:
Gratitud
Para elevar nuestras vibraciones e ir por la vida de mejor humor y con más serenidad, la gratitud es un buen sentimiento para cultivar. En vez de quejarnos por nuestra vida cruel, en vez de terminar el día con esa frustración que nos lleva a caer exhaustas por la noche y atacar las galletas frente a la tele sufriendo el síndrome de “hoy fui de aqui para alli, me encargue del trabajo, de la casa, y no hice para mi“, te desafío a cambiar el chip y cada vez que te quejes por algo agregar “Y… ¡gracias!”.
Por ejemplo:
- A “He perdido el bus y ahora tengo que esperar 20 minutos” le agregas “y… voy a aprovechar para planear qué voy a comer esta semana, ¡gracias!”.
- A “Tengo que cuidar de mi bebé y no puedo salir con las chicas” le agregas “y… qué afortunada soy que puedo pasar tiempo con mi bebé, ¡gracias!”.
- A “No consigo adelgazar” le agregas “y… soy un bellezón curvy lleno de sensualidad, ¡gracias!” o “y… tengo fé que pronto recibiré el conocimiento que me ayudará a mejorar mi salud, ¡gracias!”
La queja en sí nos llena de rencor y frustración, pero al agregar a la frase un “y…” nuestro cerebro se pone en “modo resolución de problemas” y le busca la vuelta a la situació de manera más positiva. El “¡gracias!” refuerza el sentimiento de gratitud porque nuestra vida no es tan terrible como pensamos, y tenemos mucho que apreciar y agradecer.
Además, aunque esto suene un poco loco porque también se relaciona con la Ley de Atracción, dicen que cuando nos quejamos estamos no solamente bajando nuestra vibración emocional sino también resistiendo la situación actual, y cuanto más nos resistimos, más nos enfocamos en lo que no queremos, y más lo atraemos. Al aceptar nuestra situación tal cual es, e incluso verle el lado positivo y agradecerla, la dejamos ir, pierde poder y nos libera para crecer. La vibración superior que es la gratitud, nos pone en sintonía para atraer cosas buenas a nuestra vida.
O por lo menos con que nos acostumbremos a quejarnos cada vez menos y menos, y agradecer cada vez más y más, sin entrar en el terreno espiritual, por lo menos nos convertiremos en mujeres más simpaticas y agradables. Y ya sabemos que eso atrae sonrisas y buena onda de parte de los demás.
Bliss
Es mi sentimiento preferido, y no encuentro una palabra equivalente en nuestro idioma. Una traducción posible es “felicidad”, pero no me convence, porque eso es “happiness” en inglés. Bliss es… lo que sientes cuando te hacen un masaje, o te sumerges en un buen baño caliente. Sí, una visita a un spa es puro bliss. Un bocado delicioso nos llena de bliss… encender una vela con esencia… bliss…. Viene a ser un estado de gloria en el que flotas cuando algo te causa placer. Como emoción, el sentimiento de bliss vibra bastante alto en la escala.
La última vez que me escapé a la hora del almuerzo para darme un masaje de pies o reflexología, que solamente duró 30 minutos, no solamente sentí el bliss durante esa media hora, sino que salí flotando, comí sano durante el resto del día, la tarde me resultó muy productiva, al volver a casa editamos un video con mi hijo y mi esposo, salí a trotar cuando se durmió el peque, y al día siguiente había bajado medio kilo… No puedo invertir media hora ni 25 EUR todos los días para darme un masaje, pero si pudiera, lo haría porque sé que este tipo de mimos me compensan.
Con la maternidad no aprendemos solamente a salir de casa con un bolso cargado. También nos enseñan en el avión que cuando caen las máscaras de oxígeno, primero hay que ponernos la nuestra antes de atender a los chiquitos. Puede parecerte egoísta como primera impresión, pero si no estás respirando tú, ¿quién los ayudara a ellos? Si no te asignas prioridad en la lista, si no tomas tiempo para ti, para regalarte mimos, para ir a darte un masaje de reflexología de vez en cuando, o para ir a la peluquería a teñir esas raíces… ¿estás yendo por la vida como la mejor versión de ti misma?
No se tú pero la mejor versión de mí está depilada, maquillada, acaba de salir de la peluquería y le están dando un masaje, pero mientras no pueda conseguir esta mezcla de placer, gozo, satisfacción, felicidad aunque sea momentánea, a través del dinero y el tiempo libre, para sentir bliss lo más seguido posible, he decidido comenzar a meditar.
Meditacion express
Por la mañana al despertar, por la noche antes de dormir, cuando vayas en el autobús, cuando tomes una taza de té, y cada vez que te acuerdes, te reto a sentarte cómodamente, aunque sea en el baño de la oficina, sin cruzar las piernas, manos sobre los muslos, cerrar los ojos y comenzar este breve ejercicio:
Respira hondo contando hasta 5, retén la respiración contando hasta 5, exhala contando hasta 5.
Repite contando hasta 6 y hasta 7, de manera que estés respirando más despacio, y más profundamente.
Imagina que estás en un lugar ideal, donde todo es paz, amor, y conexión con el universo, la energía omnipresente, o Dios, usa el término de tu preferencia.
Puede ser un bosque, una playa, Machu Picchu… es tu momento y tu lugar, ¡lo puedes elegir a gusto!
Siente que estás flotando en burbuja de relax, felicidad y gloria.
Es bliss, ahora continúa con tu día y elige bien lo próximo que vas a comer.