En 1872 el ayuntamiento de Madrid vendió a José Murga y Reolid y Raimunda de Osorio y Ortega, primeros marqueses de Linares y primeros vizcondes de Llanteno cuyos títulos fueron concedidos por el rey Amadeo de Saboya, más de tres mil metros cuadrados de los terrenos de los Molinos de Plata y del Pósito Real en los que decidieron construir un gran almacén de cereal para solventar las posibles crisis de abastecimiento que pudieran ocurrir en la ciudad, aunque pocos años más tarde, en 1880, acabó convirtiéndose en residencia familiar aun sin estar rematado hasta veinte años más tarde.
Dentro de la normalidad que parecían mostrar, los marqueses de Linares, vivieron bajo un manto de engaños y mentiras.
José Murga y Raimunda de Osorio lucharon duro por poder compartir una vida juntos. El padre de él se oponía firmemente a la relación que ambos intentaban mantener en secreto. Éste al comprender que sería imposible separarlos a menos de poner tierra de por medio, decidió mandar a su hijo a estudiar a Londres, lejos de Raimunda, hija de una cigarrera que trabajaba en la Fábrica de Tabacos de Madrid, con el fin de que se olvidara de ella.
No mucho tiempo más tarde, y de forma repentina llegó la muerte del padre del marqués haciendo que José volviese apresuradamente de Londres. A su vuelta pudo reencontrarse con su amada, Raimunda de Osorio, y casarse con ella, con la que además tuvo una hija, María Rosales.
Algún tiempo después, mientras el marqués recogía algunos enseres de su padre, encontró una carta dirigida a él, fechada en la época en la que residiera en Londres, que jamás había sido enviada, en la que le confesaba por qué no quería que estuvieran juntos. Y ese motivo resultó ser una horrible verdad, y es que ambos, tanto José como Raimunda, eran hijos del mismo padre.
El marqués al conocer la noticia, rápidamente obligó a Raimunda a deshacerse de su hija abandonándola, aun siendo un bebé, en un orfanato de la capital con el fin de no ensuciar el nombre de la familia; negando incluso en el propio testamento la existencia de descendencia alguna.
Cuenta la leyenda, que pocos años más tarde de la muerte de la familia, comenzó a verse, en algunas estancias del palacio, sin poder descansar en paz y en busca de respuesta al repudio sufrido en vida por su familia, el fantasma de la hija de los marqueses, María Rosales.
Ahora el Palacio de Linares, actualmente sede de la Casa de América de
Madrid, abre sus puertas al público para dar a conocer su historia a través de
visitas guiadas teatralizadas de una hora de duración.
Las visitas comenzarán a partir del uno de septiembre
y serán los sábados y domingos
a las 11:00, 12:00 y 13:00h
Precio de la entrada general 7€
Puedes adquirirla aquí
Plaza de Cibeles 2
metro Banco de España
Madrid