Adiós

Por Mc11
Ser maestra de Reiki es una de las cosas más hermosas que hay en mi vida. Ser partícipe de un momento tan especial en la vida de una persona .
Ese momento tan mágico en donde la persona que tienes delante te presenta su alma y te hace cómplice de su crecimiento, dejando de lado parte física y desnudar el alma para encontrarse y fundirse en una sola. La iniciación, es un momento tan especial y tan lejos de la comprensión mental... 
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 Es un lujo que una persona te pida la mano y poder dársela y acompañarla ese rato en su camino. Quizás sea mi ego, no lo se ni me importa. Pero sí sé que me siento afortunada
 A veces, los alumnos acaban siendo como los hijos, y las iniciaciones son como el nacimiento, un momento mágico, especial y único, que solo quien lo haya vivido sabe de qué hablo. Donde ves la esencia de la persona, sin velos, sin filtros. Un momento donde la palabra Amor cobra todo el sentido. 
 Pero los hijos crecen y se van...
 Y en éstos momentos en que puedo acompañarlo de la mano y hasta la puerta, me siento en paz. He aprendido a decir Adiós. Por fin hemos puesto en práctica ese desapego del que tanto hemos hablado.
 Estoy tranquila porque sé que el camino que te espera es el de verdad, el de la evolución, y que ya no hay vuelta atrás, pero tristeza de que no volveré a verte, ni escuchar tu voz. Ni podrás estar en aquello que te gustaba, pero me siento feliz, porque ya ni lo necesitas, ya has conseguido lo que buscabas: Las respuestas las tienes ya todas. Y la paz.