La revista Vogue París Cadeux ha levantado una enorme polémica en Francia, y en todo el mundo, por una sección fotográfica publicada en su último ejemplar diciembre-enero.
Thylane, Lea y Prune, tres niñas de entre 5 a 7 años, son las grandes protagonistas de estas páginas de moda. Las tres aparecen maquilladas y vestidas con trajes de alta costura (Versace, Lanvin, Gucci, Yves Saint Lauren, etc.), posando tal y como lo haría cualquier modelo que trabajase para Vogue. Según la revista, con estas fotografías deseaban hacer una alusión al sueño que toda niña tiene por parecerse a sus madres.
Las recientes imágenes del popular fotógrafo Sharif Hamza han recorrido fugazmente todo el mundo, generando diversas opiniones al respecto. Algunas, como la de la reconocida periodista Hilary Alexander, del rotativo The Daily Telegraph, que hizo un especial énfasis en las posiciones corporales de las pequeñas: “Su ingenuidad intenta alcanzar miradas encendidas y desconcertantemente adultas, que contrastan con sus facciones de niña”; mientras que otras, como la del sitio www.jezebel.com, comentan que se trata de una sátira referida a la obsesión que la industria de la moda tiene por las modelos extremadamente jóvenes.
Lo peor no es eso. Lo peor es que las adolescentes -y, más aún, las niñas de 5 a 7 años- se ven impulsadas a desear y a pedir esas prendas y esa forma de vestir que, desde luego, no es apropiada para su edad.
¿Para cuándo una publicidad que respete a los niños? ¿Para cuándo una publicidad que se comprometa con la difusión de los valores? Me gustaría saber vuestra opinión...