El 17 de octubre de 2025 marcó un hito simbólico: el cierre definitivo de la red telefónica básica (RTB) en España, la de toda la vida, la que durante generaciones permitió hablar “por el fijo” desde casas y comercios. Con este apagado, se da carpetazo a más de un siglo de tecnología basada en pares de cobre y conmutación que, paso a paso, fue quedando atrás frente a la fibra y la voz sobre IP. Así lo ha destacado el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicación de Catalunya (COETTC).
Pero conviene fijar bien las fechas para entender qué ha pasado y qué falta por hacer. El 27 de mayo de 2025 se apagaron las últimas 661 centrales de cobre en España, culminando un proceso de años para sacar de servicio ADSL y telefonía tradicional sobre cobre. Medios y analistas lo han resumido como el adiós definitivo a la red de cobre y la migración completa a FTTH y voz sobre IP.
En paralelo, la CNMC relajó obligaciones históricas asociadas a esa red de cobre, abriendo una nueva etapa regulatoria con foco en fibra y en infraestructuras físicas (conductos, postes, etc.).
«Hasta aquí, la parte “de red”. Sin embargo, como exingeniero municipal en un pueblo del Maresme, me toca hablar de lo que se ve desde la calle, desde el balcón y desde el local de la esquina. Y lo que se ve no coincide con esos titulares impecables: fachadas, medianeras, patios de luces y canalizaciones siguen abarrotados de cables de cobre en desuso. A menudo conviven, en una maraña incoherente, cobre antiguo, coaxial ya sin servicio y fibra óptica nueva. El resultado es poco estético, poco funcional y nada sostenible.«, menciona Xavier Palacios
Lo que se apagó… y lo que quedó colgando
Es normal que el ciudadano se pregunte: “Si ya no hay servicio por cobre, ¿por qué lo sigo viendo?”. La respuesta es prosaica: apagar la red (dejar de prestar servicio) no es lo mismo que desmontarla físicamente. El cierre regulatorio y tecnológico avanza como un reloj; el retirado físico de los tendidos y derivaciones es otro proyecto, con otros permisos, otras responsabilidades y otros costes.
- En centrales: el apagado se ha hecho y el cobre se ha retirado en recintos.
- En vía pública y edificios: subsisten tramos, cajas, grapas y bajantes sin uso. Y, salvo que la administración lo exija o el operador lo programe, no desaparecen solos.
¿Cobrar 200 € por “estudiar” la retirada? Por qué es una mala práctica
En los últimos meses, han proliferado casos en los que, al tramitar la retirada de cableado en desuso aparece un coste inicial de 200 € por “estudio y presupuesto”. Esa casuística se ha reportado en medios especializados, donde usuarios describen el aviso de cobro al abrir la incidencia para retirar cobre en fachada.
Es necesario precisar que el cobro de 200 € aparece en determinados supuestos según testimonios de usuarios (p. ej., retirada ligada a obras privadas o cambios de ubicación por estética), no como una tarifa pública unificada en todos los casos. A falta de una política publicada y clara para España, la opacidad genera indefensión en comunidades y particulares.
Xavier Palacios Gubau, Ingeniero Técnico de Telecomunicación del COETTC y como ex Ingeniero Municipal, tiene una opinión clara: no es razonable trasladar al vecino el coste de evaluar la retirada de una red apagada y amortizada, máxime cuando el operador ha decidido desplegar una red sustitutiva (FTTH) que deja sin uso la anterior. La buena práctica debería ser retirar el cobre en el momento de la sustitución, sin sobrecostes para el ciudadano, o asumir la retirada cuando el titular (comunidad/ayuntamiento) lo requiera por seguridad, conservación o impacto urbano.
Qué propone:
- Ayuntamientos: incorporar en licencias de obra y ocupaciones de vía pública, cláusulas obligatorias de retirada de elementos obsoletos (cobre/coaxial) cuando se sustituya por fibra, y prohibir repercutir costes de “estudio” al administrado por retirar infraestructura propia del operador en desuso.
- Operadores: publicar criterios transparentes (cuándo hay coste y por qué) y establecer programas por zonas, priorizando entornos sensibles.
- Comunidades: tramitar por Petter (u otras vías de cada operador) solicitudes de retirada citando la situación de desuso y copiando al ayuntamiento para coordinación. Si aparece el cargo de 200 €, impugnarlo motivadamente y solicitar alternativa sin coste cuando se trate de pura retirada de legado sin modificación por interés particular.
Por qué retirar el cableado en desuso importa (mucho)
- Seguridad y conservación: menos riesgo de caídas, interferencias con ITE y rehabilitaciones.
- Sostenibilidad: el cobre es 100 % reciclable y su valorización compensa parte de la operación.
- Calidad urbana y valor: fachadas ordenadas revalorizan fincas y barrios.
- Eficiencia técnica: limpiar el “ruido” simplifica nuevas ICT (Infraestructura Comunes de Telecomunicación) y mantenimientos.
No basta con esperar: hay que solicitarlo (y bien)
¿Quién? Ayuntamientos, comunidades y particulares (mejor coordinados).
¿A quién? Al operador titular; en duda, requerimiento municipal e inspección conjunta.
Guía rápida: auditar finca, aprobar en junta, tramitar en Petter (o plataforma del operador), adjuntar fotos y copiar al ayuntamiento.
Mini-modelo de escrito (adaptable)
Buenas prácticas municipales: ¿Qué podría Funcionar?
- Ordenanzas y licencias con obligación de estado final limpio.
- Planes por zonas con hitos y fotografías antes/después.
- Mesa técnica con operadores.
- Ventana única y cartografía de puntos negros.
- Requerimientos y, si procede, sanción por seguridad/ocupación indebida.
Conclusión: cerrar bien lo que hemos hecho muy bien
España ha demostrado liderazgo en el apagado del cobre y despliegue de fibra. Falta rematar el trabajo en calles y fachadas. Cobrar 200 € por estudiar la retirada de cableado en desuso no es el camino: la ciudadanía no debe financiar el desmonte de una red apagada y amortizada. Exijamos —con educación y firmeza— retiradas sin coste cuando sea pura sustitución o legado inactivo, y coordinación real entre operadores y administraciones para limpiar nuestras ciudades.