deja que esto no acabe nunca
Barricada
Alguien comentó la apertura, pocos días antes, del nuevo servicio de préstamo de discos en la biblioteca pública municipal. Vivíamos en una época de cambio en la que estábamos condenados a enterrar el cassete en favor de un dispositivo tecnológico de última generación: el compact disc. Aquel comentario, a todas luces inocente, me motivó a visitar la casa de cultura esa misma tarde. Accedí al sótano, donde se encontraban los discos y empecé a mirar portadas y nombres. Un disco tras otro. Aquel momento, para mí, solo es comparable a la primera vez que tuve acceso a internet, toda la información junta, todo el interés a flor de piel.
Hablo del año noventa y cinco, más o menos. Cada uno de nosotros íbamos forjando nuestra personalidad y compartíamos cassetes en los que grabábamos una y otra vez, hasta encontrar las canciones adecuadas, los discos adecuados, aquellos que nos gustaban en el momento y que nos ayudaron a marcar nuestro camino.
El primer CD que tomé de la biblioteca era "No hay tregua", de un grupo navarro llamado Barricada. Nunca antes había oído hablar de ellos. No tenía la más mínima idea de que existía otro rock & roll en España más allá del rock de moda marcado por Héroes del Silencio (quizá Dover, quizá Ska-P, no recuerdo bien).
Pero aquel disco me marcó. Y en las navidades siguientes, lo compré con mis ahorros. En aquellos tiempos no tenía ni idea de cuántas veces los vería en directo, de cómo emocionaría con el disco acústico, de que aprendería a tocar alguna de sus canciones con la guitarra, de que utilizaría sus versos para abrir o cerrar poemas (que tampoco sabía que escribiría). Por entonces, solo sabía que ese disco me gustaba. Que Barricada me gustaba.
Así que cuando los otros se decantaron por el pop de La Oreja de Van Gogh o el grunge de Nirvana, yo me repetía que Barricada sí, que ése era el verdadero camino. Y descubrí a Rosendo (y Leño), Burning, Loquillo y otros tantos gracias a ese primer disco prestado por el Estado, que me sirivió de guía en esas edades en las que uno no tiene claro lo que le gusta, pero ya va formando criterio para saber qué es lo que no le atrae.
Esta mañana me he enterado de que Barricada se retiran, de que después de 31 años, 25 discos y cientos de conciertos, el grupo navarro de las portadas horribles (en aquellos tiempos), lo dejan. Sé que no se trata de un grupo que goce de excesivas simpatías en el ámbito cultural, que no es un grupo de moda ni lo suficientemente cool para destacarlo, pero tienen (sigo hablando en presente) la dignidad, la fuerza o la valentía. Y esas cosas, a mí, incluso veinte años después, me siguen pareciendo importantes.