El otro día dije adiós a esta serie que llevaba siguiendo desde sus inicios y no puedo estar más orgullosa de cómo se ha ido desarrollando a lo largo de los años. Porque sí, Bates Motel nos ha dado cosas maravillosas y su final es una de ellas.
(¡Spoilers!)
¿Sabéis estas series que continúan años y años mientras los seguidores rezan todos los días para que se acaben? Pues Bates Motel no ha sido una de ellas. Ha tenido exactamente las temporadas que debía tener y ha acabado exactamente como debía acabar.
Soy la primera que tenía sus dudas respecto a la quinta temporada ("cómo sobreviviremos sin el personaje de Norma durante diez capítulos más"). Daba por echo que Norma iba a ser asesinada por su hijo en algún momento, pero creía que ése sería el final de la serie y, así, daría paso a la película Psicosis. Estaba equivocada. Y nunca me había alegrado tanto de estarlo. Con esta quinta temporada, no solo se han atado todos los clavos que quedaron sueltos al final de la cuarta, sino que hemos tenido la oportunidad de ver a Vera Farmiga en un papel diferente al que estábamos acostumbrados y no por ello menos fascinante.
No os imagináis la de veces que he deseado que esto no fuera una precuela de Psicosis y que no acabara en desastre. Que Norma siguiera viva y se mudara lejos de ese pueblo y lejos de su hijo para pasar una vida larga y feliz junto a Romero. Definitivamente se merecían algo mejor. Pero todos sabíamos que eso no era posible. Así que vamos a conformarnos con que Dylan y Emma tengan una vida larga y feliz (podría haber sido MUCHO peor) y recordemos a Normero con cariño y resignación.
Victoria (@_TheEastWind)