Por precaución, está autorizado este cultivo con el único objeto de servir de alimento al ganado. Pero soltar un ser vivo en la naturaleza tiene sus riesgos, puesto que una vez afuera nosotros ya no lo podemos controlar. En 2000, la empresa Kraft, que produce tortillas de maíz para comida mejicana, tuvo que retirar del mercado miles de estas tortillas al presentar en su composición maíz transgénico no apto para consumo humano.
En España, y concretamente en Aragón se han documentado contaminaciones en maíz convencional en Villa nueva de Gállego y ecológico en Sariñena, donde el cultivo ha sido declarado no apto como ecológico y el agricultor no ha sido compensado. En muchos casos los agricultores optan por no sembrar ecológico, y aquellos que insisten retrasan la plantación para que no coincida la época de polinización y evitar la contaminación.(V. Gonzálbez et A.Bello 2004)
Si bien el departamento de agricultura y la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria sostienen que el polen de maíz es relativamente pesado y aunque es transportado por el aire no alcanza grandes distancias, los resultados de los estudios sobre distancias recorridas por el polen de maíz impulsado por el viento (Hofmann et al. Environmental Sciences Europe 2014.) han registrado dispersiones de más de 4 km. La frecuencia de vientos en el entorno de Zaragoza (según datos de AEMET, prácticamente no hay un sólo día en el que no sople al menos una leve brisa) hacen que sea difícil de creer que el maíz destinado a consumo humano no contenga trazas o esté contaminado por maíz transgénico. Existen ya estudios que hablan de la imposible coexistencia de ambos cultivos. (Altieri M. A. The myth of coexistence: why transgenics crops are not compatible with agroecologically based system of production. Buletin Sciencie Technology & Society, vol 25.)
El objeto del maíz convencional es fabricar productos para alimentación humana, y el del transgénico piensos. Pensar que el maíz trangénico no va a entrar en la cadena de consumo humana, es como mínimo un acto de irresponsabilidad. Aún en el supuesto de que los productos no fuesen perjudiciales para la salud, el hecho de que no figure en el etiquetado "puede contener trazas de maíz transgénico" hace que el etiquetado sea defectuoso, pues el cliente no puede decidir.
El maíz se procesa para obtener almidones, glucosas, harinas, fructosa... el hecho de usar maíz procedente de España, concretamente de Aragón o Cataluña, máximos productores de maíz transgénico, hace que hoy por hoy en mi familia no consumamos productos que contengan estos ingredientes, porque queremos elegir como consumidores, lo que equivale a renunciar a margarinas, mahonesas, embutidos...
Además si añadimos el caso de la soja producida en el extranjero, y los tratados de libre comercio firmados o por firmar en Europa, tampoco el consumo soja asegura que no sea un cultivo contaminado. Hoy por hoy, en cuanto a derivados del maiz y la soja, mientras no cambien las posturas agrícolas, solo se tiene garantías consumiendo ecológico.