Se ha escrito mucho sobre el cierre del diario, al menos de su edición en papel, y de todo, bueno y malo, aunque en general, con bastante poco sentido común:
Otro día deberíamos reflexionar sobre cómo es posible que un proyecto como el de Público no encuentre acomodo en una sociedad como ésta, donde los progresistas son mayoría. Algo falla y no es sólo la crisis. Y si al final nos salvamos… tiren esta pieza a la basura. Así sea (Joan Garí)
La noticia acaban de publicarla varios medios, la ha ratificado el propio diario y dejará nuevamente huérfanos a quienes añorábamos como profesionales y lectores un periódico de izquierdas en España. Público estuvo más cerca de serlo que ningún otro rotativo en los últimos decenios, pero no ha conseguido llegar a cumplir un lustro de vida en los kioscos. Público cierra su edición impresa al no encontrar inversores que apoyaran el proyecto (Félix Población).
El Sr. Garí dice que “los progresistas son mayoría”, y no deja de ser una afirmación gratuita, además de partidista; encima, va en contra de los resultados arrojados por las urnas, que evidenciaron una mayoría conservadora, si se me permite la expresión. El Sr. Población se siente huérfano porque añorará un periódico de izquierdas en España”. ¡Ah!, pero, ¿no se trataba de prensa “independiente”?. Quedo sorprendido cuando se recoge explícitamente la ideología del diario, y me pregunto si El País es una publicación “de derechas”, sin contestarme, por supuesto.
Tal vez vivimos en un país que la gente ejerce de ideas progresistas en la barra del bar de la esquina, pero compra el Marca y discute con más calor de la alineación de Mou que sobre la reforma laboral, contra la que se manifiesta bastante antes de habérsela leído. El caso es que Público, tristemente, cierra porque la gente no compra este periódico. El País o El Mundo siguen su andadura sin otros problemas más allá de los habituales y porque los diferencia el hecho de que se venden. El nostálgico lamento de quien añora, en este momento, un periódico “de izquierdas”, es un atavismo. No quiero pensar que sucedería al revés, o sea, si alguien echase en falta una publicación “de derechas”.
Finalmente el comentario de D. Félix vuelve a poder interpretarse de doble forma: La causa de cierre del rotativo es que no se encontraron inversores; un modo de poder culpar al capital de lo sucedido. Insistimos: El motivo de este abrupto final es que la gente, el público, valga la redundancia, no compró el diario. Así las cosas, conservar la edición digital y terminar con la de papel, me parece acertado. No nos lamentemos, volvamos la vista atrás para ver qué se hizo mal y cuales fueron los motivos de no haber despertado el interés de esa mayoría progresista a la que se dirigía.
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