He seguido Público, desde que nació. Y hoy me acabo de enterar de que su edición de papel no ha podido resistir la crisis y el domingo saldrá su último número.
Fue una inyección de aire fresco, de aire progresista, en un mundo donde hacía tiempo que El País había abandonado, por razones de mercado, su ideología progresista.
Desde ese momento fue, dentro de los diarios, mi referencia. Y allí empecé a disfrutar de uno de los más grandes columnistas que tuvo este país, Javier Ortiz, hasta que desapareció. Con él, Manolo Saco, Javier Vizcaíno o el gran Rafael Reig me servían de guía. Todos conducidos por la mano de un director joven y gran periodista, además de bloguero, como Nacho Escolar.
Después vinieron muchos otros, Isaac Rosa, Nativel Preciados y últimamente, Luis García Montero, Sabina, Berto y Wyoming, y tantos que no puedo enumerar a todos. Entre los periodistas de la casa, quiero mencionar a Juanma Romero que trataba las noticias de Izquierda Unida, y lo hacía con conocimiento y buenas maneras.
No siempre compré el diario, pero sí que lo he consultado todos los días en Internet. Parece que la edición digital va a seguir, aunque no se sabe ni por cuánto tiempo ni en qué condiciones. El hecho de no haber mantenido el diario en papel, hace pensar que las dificultades no serán pocas.
Hoy es un día gris, triste para la democracia de este país. La derecha mediática –casi toda—, estará brindando con champán. Como lo hará seguramente PRISA, que pensará que esta muerte le supondrá un aumento de lectores a El País. Sin embargo, hoy es un mal día para la pluralidad informativa. El vacío que deja Público no será fácil de llenar. Al menos hoy no hay sustitución posible en los quioscos.
Lo ocurrido con Público, no deja de ser un reflejo de lo que ocurre en nuestra sociedad con la crisis. Perdemos los de siempre; los que no hemos provocado la crisis, pagamos los platos rotos. Pero no podemos quedarnos llorando.
Primero fue Diario16, después El Independiente, más tarde Liberación, hoy Público. Mientras que por el otro lado nacen nuevas estrellas y el panorama de la izquierda mediática, actualmente, es desolador.
Hoy el único diario que afrontaba la crisis desde posiciones progresistas y publicaba las salidas alternativas de la misma –seguro que eso le ha costado gran parte del fracaso comercial: falta de publicidad—, se ha quedado en la estacada.
Público no saldrá el próximo lunes. Pero haremos que su edición digital siga en pié. Que al menos nos quede esa ventana de aire fresco. Afortunadamente existe Internet y eso no nos lo pueden quitar, ¡esperemos! En adelante, quizá deje de comprar diarios en los quioscos. Pero no dejaré de consultar y leer Público y otros medios progresistas en sus ediciones digitales.
¡Maldita sea esta crisis y quienes la han creado! Pero dicho esto, hay que volver a empezar. No nos podemos permitir el lujo de rendirnos. Con Público cerramos todos un poco, pero aunque cueste, hay que resucitar.
Mis mejores deseos para estos grandes profesionales que han hecho de este periódico un ejemplo de información alternativa. ¡Gracias, mucha mierda y adiós, amigos!
Salud y República