Trestemporadas, 24 capítulos, tres protagonistas, multitud de momentossurrealistas, mucha marihuana y vino blanco. El humor de la serie noes para todo el mundo, es un humor absurdo nacido de la extravaganciade lo cotidiano y de las complejas y maravillosas personalidadescomplementarias de George, Jonathan y Ray. Lo cierto es que laquímica entre Ted Danson, Zach Galifianakis y Jason Schwartzman esenorme y Bored to Death no sería lo mismo sin ellos porque tanto porseparado como en grupo logran despertar la complicidad y laimaginación del espectador, deseando que sus aventuras yconversaciones nunca tengan fin.
Desdeel principio caí rendida ante el encanto noir, infantil ypretendidamente insustancial de Bored to Death; la serie parecía notener rumbo ni trama ni fin en si misma pero había algo allídentro, solo había que darle tiempo; y pasados unos cuantoscapítulos descubrí una radiografía perfectamente perfilada de laamistad, un vistazo a las angustias existenciales de tres hombres endiferentes momentos de su vida, un estudio sobre el miedo a lasoledad, sobre la alegría de vivir, sobre la vejez, el amor, eltedio, Brooklyn, una entrada a los sueños y fantasías de tresamigos que nunca se dan por vencidos.
Jonathanpor su parte sigue siendo dependiente, romántico, torpe yencantador. Se mete en líos casi sin pretenderlo y siempre, con laayuda de sus amigos, consigue salir airoso y sin un rasguño. A lolargo de estas tres temporadas ha sido secuestrado varias veces,teniendo que acudir en su rescate sus dos grandes amigos. Además meencanta su relación paterno-filial con George y como ambos secomplementan a la perfección, incluso cuando se pelean.