Adivina quién viene esta noche (1967)

Publicado el 13 diciembre 2010 por Quesito

Mami, qué será lo que tiene el negro
En los años 60, el racismo en Estados Unidos seguía siendo muy patente en la sociedad pero surgió un movimiento conocido como Black Power (Poder Negro) que luchó contra la discriminación y la xenofobia hacia los negros, como ya había empezado a hacer Martin Luther King defendiendo los derechos civiles de los afroamericanos. La película Adivina quién viene esta noche (1967), de Stanley Kramer, se enmarca en aquella época pero exponiendo un hecho que en aquel momento sería algo totalmente impensable: el que una persona de raza blanca quisiera casarse con una de raza negra.

En la película, una chica de 23 años llamada Joey Drayton (Katharine Houghton), vuelve a San Francisco después de estar de viaje en Hawai, aunque no sola sino con un tal John Prentice (Sidney Poitier), un importante médico de raza negra de 37 años con el que ha compartido diez días inolvidables de su vida. Ambos parecen estar muy enamorados, sobre todo ella que se enamoró de él en tan solo veinte minutos. Ella tiene ganas de contar la noticia a sus padres ya que según sus palabras ellos son liberales y están en contra del racismo, por eso no cree que haya ninguna objeción para que no puedan casarse. Eso es lo que le cuenta a su madre, Christina Drayton (Katharine Hepburn), que se queda estupefacta en cuanto ve a John, sin casi poder disimular su asombro. Cuando aparece su padre, Matt Drayton (Spencer Tracy, que en total trabajó con Kramer en cuatro películas), al principio cree que John ha venido únicamente de visita, pero cuando se percata de la situación se queda parado y pide una explicación porque no entiende muy bien lo ocurrido. Dada la rapidez del sorprendente acontecimiento, los padres de Joey se van al estudio de Matt a hablar sobre el hecho y se dan cuenta de que ellos mismos educaron a su hija de esa forma para que no tuviera diferencias con gente de diferente raza, aunque nunca debieron pensar que algún día ella se pudiera enamorar de un negro. Las cosas no se quedarán ahí, porque pronto sabrán que esa noche irán a cenar también los padres de John.

Con este tema, el guión de William Rose (trabajó también con Kramer en El mundo está loco, loco, loco, de 1963, y El secreto de Santa Victoria, de 1969), que ganó merecidamente el Oscar, trata el difícil panorama de la mejor forma posible: con unos diálogos muy inteligentes y muy apropiados y con la creación de personajes muy bien construidos, tanto los principales como los secundarios. Precisamente, es curioso que el personaje de la criada de la familia, Tillie (Isabell Sanford), que es de raza negra, sea el personaje que más en contra esté de la presencia de John en la casa y de su intromisión en la vida de Joey. Hasta en un momento hecha en cara al mismo John que se crea tan listo, tan superior, como si el Black Power le diera el derecho para hacer lo que quisiera (lo de Black Power lo dice en la versión original, no en la doblada en castellano). En cambio, hay otro personaje que es Monseñor Ryan (Cecil Kellaway) que es el más comprensivo ya que no encuentra nada raro que dos seres de razas diferentes se casen. Este personaje es muy simpático y será un confortante sustento para la pareja enamorada para intentar ganar la moralidad de Matt, y el brazo derecho de Christina, que estaría a favor de la relación solo por seguir viendo tan feliz a su querida hija.

Katharine Houghton, en su primer papel en el cine y la sobrina de Hepburn en la vida real, hace una interpretación creíble en la que el espectador ve claramente su forma espontánea de actuar que ayuda a que su personaje sea tan deshinibido, contrastando muy bien con el saber hacer de su pareja, muy bien interpretado por Sidney Poitier, que intenta hacer las cosas con cautela, declarando sus buenas intenciones a los padres de Joanna, que es como llama él a Joey. Ellos tienen claro que él es una muy buena persona y hasta llegan a saber que es un honorable doctor y profesor, y que ha escrito dos manuales de Medicina; pero las circunstancias hacen que todo esto les coja por sorpresa y que, aunque saben que su hija es feliz, les preocupa, aunque más bien a Matt, el futuro que les espera a ambos y, sobre todo, el porvenir de sus hijos, si los tuvieran.

Y ya que he llegado a este punto, aparte de elogiar las escenas familiares tan bien planteadas en la película, admito que tengo una debilidad por la pareja Hepburn-Tracy (ella ganó el Oscar por su papel), unos actores tan increíbles y con una naturalidad tan visible en su presencia y en sus gestos que casi no tengo palabras de lo que he podido disfrutar viendo esta película. Lástima que después de haber hecho nueve películas juntos, esta fuera la última. Spencer Tracy murió unos días después de acabar el rodaje en brazos de la misma Hepburn (juntos vivieron una historia de amor durante 25 años). Por eso, si a este triste hecho le unimos que en la película hay un discurso muy emotivo de Spencer Tracy, no hay nada más que añadir, salvo que pueden aparecer lágrimas en cualquier espectador entregado.

"Un clásico que merece todo elogio posible por saber mostrar el tema tan manido del racismo de una forma tan inteligente y con unos personajes tan bien interpretados, añadiendo que en él hay la última aparición en el cine del gran Spencer Tracy"

critica Adivina quién viene esta noche (guess who's coming to dinner)