En realidad, no. El título refiere a un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista Nature, en el que un grupo de investigadores descubrió que este efecto de "amor cavernario" también afectó a los neandertales en forma inversa. Es decir, también nuestros primos se llevaron algo de ADN de Homo sapiens a casa. Anteriormente se pensaba que sólo los H. sapiens habían fijado genes de H. neanderthalensis y que nuestros robustos paleo amores, habían sido bondadosos en legarnos genes, pero ellos siguieron con sus vidas sin afectaciones mayores. Y resulta que no es así.
Y es que, tras analizar el genoma de neandertal y de denisovanos (una especie misteriosa de humano antiguo extinto que vivió cerca del límite entre Mongolia y Kazajistán), los investigadores encontraron que los neandertales sufrieron un aporte de genes de H. sapiens hace unos 100,000 años. Esto apoya que los eventos de entrecruzamiento entre especies de Homo era no sólo bastante común, sino que además, ocurrió en varios lapsos durante nuestra evolución. Quizá sea hora de reconsiderar el proceso de hibridación como una figura más importante en la evolución humana.
Fuente:Kuhlwilm, M., Gronau, I., Hubisz, M. J., de Filippo, C., Prado-Martinez, J., Kircher, M., ... & Rosas, A. (2016). Ancient gene flow from early modern humans into Eastern Neanderthals. Nature, 530(7591), 429-433.