Acabo de recibir los cinco primeros libros que ha sacado al mercado una editorial sevillana: SIM libros. Las dos cabezas visibles de este proyecto son Diego Vaya y Jaime Galbarro, a quienes, desde aquí, les deseamos larga vida en esta andadura y un millón de gracias por el envío.
A Jaime lo conocí -virtualmente- cuando llevaba entre manos la locura de una revista exclusivamente de crítica literaria, la revista 'Puerto'. Y digo locura porque los objetivos de la publicación, eran orientar a los lectores de poesía y fomentar una crítica poética seria y rigurosa de libros de poesía escritos en español, lo que en este país resulta(ba) casi utópico.
El caso es que hace muy poco me enteré de que un conocido publicaba su libro en la editorial en la que ahora está Jaime y le pedí un ejemplar, a lo que Jaime me contestó que él me mandaría lo que pudiera.
Lo que pudiera han sido los cinco libros que han editado hasta ahora y a los que dedicaré esta semana.
El primero de los libros que publicaron (y del que ya han sacado una segunda edición corregida y aumentada) es 'Adolescencia dos: poemas hormonados', de Manuel Arana.
Ya saben que este es un lugar más de difusión que de crítica, así que les recomiendo leer esta más que recomendable reseña de Eduardo Chivite sobre el libro y el propio autor. Yo como mucho, podría añadir que me parece un libro esencial en el que Manuel, lo escribe el propio poeta, reúne palabras, las dobla y las regala siguiendo el ritual que se remonta a un tiempo en el que la Tierra estaba dominada por el Werther de don Goethe.
Me daban ganas, mientras leía el libro, de juntar al autor de este libro con el poeta Ángel Manuel Gómez Espada –tan similares ambos en el modo de enfrentarse al poema, así como a la manera de resolverlo– y que escribieran un libro a cuatro manos...el resultado podría ser espectacular.
Dejo aquí algunos poemas del libro.
EL ACRÓSTICO
Hace poco le escribí un poema
estúpido a una mujer.
Un acróstico con su nombre. No se rían.
Woody Allen dijo que casi todas
las relaciones de pareja
son como el curry, que sorprende,
gusta y pica. Pero al final,
produce úlceras.
Seguramente, la cita no era así.
De hecho, la saqué
de una serie en la que nombraban a Woody.
Pero qué más da eso ahora.
Le hice a una mujer
un acróstico y creo que ni le intereso.
Y lo peor es que sigo queriendo enseñarle el poema.
INVESTIGACIÓN FILOLÓGICA
Un día de estos te llamo
y quedamos un rato para follar.
A ver si es verdad eso que decía Cernuda
de que los cuerpos hacen un ruido muy triste
cuando se aman.
DIVINA
La verdad se esconde bajo mi verborrea.
Un día de estos, cuando te venga bien,
a ver si consigues hacerme callar.
MEJOR QUE NUNCA
XXXXXXXXXXXXXXXXXX¿Adónde van todos esos muchachos sin alas?
XXXXXXXXXXXXXXXXXX¿Adónde van todos esos besos que no se dan?
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXSFDK
La serenidad me invade.
Doy consejos a amigos,
conocidos e, incluso,
a los que no me los piden.
Olvido y perdono
las putadas que me hacen
(por cierto, chicos, yo me entero de todo...),
invito a porros si hace falta.
Voy tan sobrao
que soy capaz de rechazar
planes de sexo salvaje
con mujeres a cuatro patas
que se dejan palmear en el culo,
solo porque no me parece del todo ético.
Sí, se admiten collejas.
DEMASIADA SARAH
Estar todo el día escuchando a Sarah Vaughan
no puede ser bueno.
Que si fly me to the moon,
que si summertime,
que si moonriver,
que si prelude to a kiss.
Cuando se acaba el disco
uno solo tiene ganas de coger
a una niña por banda
y quererla para toda la vida.
Tal y como está el panorama,
en ese estado, mejor ni salir a la calle,
que las mujeres –y con razón–
huyen despavoridas.
EL FIN
XXXXXXXXXXXXXXXXTanta metáfora
XXXXXXXXXXXXXy tan poca vergüenza.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXAstrud
Por mucho que me esfuerce
(tal vez, por eso no lo intento)
esto nunca será un buen poemario.
De todas formas, voy a ser sincero contigo.
Cuando uno enseña sus poemas
siempre pretende algo, siempre:
Aprobación, si estás seguro de que son buenos.
O críticas constructivas para poder rehacerlos,
si no las tienes todas contigo.
Aunque son dos las reacciones que realmente buscamos.
Una es conseguir que alguien se sienta reflejado
en los poemas y diga "eso era lo que yo sentía".
Pero la más esperada
(y que, por desgracia, menos escuchas)
es que el destinatario real de los versos
responda correctamente a todas tus preguntas.
En mi caso sería algo así como
"déjate ya de poemitas
y ven aquí, coño".
Éste nunca será el camino correcto
(desde tan lejos, los objetos y las personas
se ven más pequeños pero también más brillantes).
Nunca será el camino correcto.
Y no hace falta que nadie me lo diga.
Todavía no estoy ciego.
La venda solo la llevo porque me favorece.
Arana, Manuel. 2009. Adolescencia dos: poemas hormonados (segunda edición, enmendada). Sevilla, SIM libros.