El 20 de Octubre del año pasado nuestra familia recibía una pequeña y nueva componente: nuestra querida gatita Nana que lleva dándonos cariño, compañía y momentos divertidos desde entonces.Te cuento hoy su historia.
El 19 de Octubre estaba yo haciendo un curso online durante toda la tarde. Mientras estaba conectada, recibí varias fotos y mensajes de mi hija pequeña (13 años). Estaba en la calle con una amiga y se había encontrado una pequeña gatita. Su madre y hermanos no aparecían por ningún lado y la gatita se acercó a las chicas, llorando.Irene estuvo toda la tarde cuidándola. La acarició, la calmó y la alimentó. Al caer la noche, me pidió meter a la gatita en casa, pero me tuve que negar: nosotros tenemos a Betty desde hace 5 años, una perrita adoptada, que es muy buena...pero cuya reacción al tener que compartir con un felino, yo desconocía. Irene se disgustó mucho, pero me mantuve firme.
A la mañana siguiente, camino del trabajo, me la encontré. Estaba solita en una calle adyacente a la mía, y se me acercó llorando. Al verla de cerca pude comprobar que era cojita, parecía una malformación congénita (más adelante lo confirmó el veterinario, es una malformación de su patita desde la articulación de la cadera. No le duele y salvo su cojera, le permite hacer vida normal).
Llegué al trabajo agobiada, pensando que la pobre gatita había pasado la noche en la calle, tan pequeñita e indefensa. Estuve toda la mañana dándole vueltas y pensé "camino a casa, como la encuentre de vuelta, voy a cogerla".Y así fue. A la vuelta del trabajo, la gatita - a la que mis hijas han llamado Nana - me esperaba en la misma calle. Se me acercó maullando y la llevé a casa. Esa tarde la llevamos al veterinario que nos confirmó que tendría unos dos meses y le dio un tratamiento para desparasitarla.
Desde ese día, Nana nos ha dado muchos momentos de cariño y diversión: es una minina muy curiosa, juguetona, divertida y muy, muy cariñosa. ¡Nos ha ganado desde el primer minuto! Y creemos, por cómo la vemos, que ella también es muy feliz con nosotros.
¿Y Betty? Pues nos ha dado una lección de nobleza espectacular. En otro post, te contaré cómo se han adaptado a convivir las dos.