Cuando entras a Island of Adventure la vista se va sola. Visualmente es agradable, lleno de colores, dibujos y curiosidades que te hacen ir viendo en desorden porque quieres abarcarlo todo en un segundo y, de repente, ahí a la izquierda, sin caminar mucho, está Hulk como esperando a los indecisos. Mejor aún, una fila de apenas 35 minutos para subir no te da tiempo para pensar si lo harás o no. Resulta que en menos de lo que esperaba ya estaba sentada, sin escapatoria. Y arrancó. Lo mejor que tiene Hulk es la subida y la primera bajada que la hace en curva. De resto, no es tan fuerte como aparenta ser, ni tan furiosa, ni tan alta, ni tan nada. Tanto susto y sólo me divertí en el primer tramo. Perro que ladra no muerde y Hulk, de tan increíble, no es ni tan verde. Pero vale la pena. Había que hacerlo.
Así es Island of Adventure. Juega con la adrenalina cada minuto. Un camino de Súper Héroes te va animando y te das cuenta que para disfrutar este parque como se debe, hay que sentir el frío en el estómago para subir a cada una de las atracciones. De algunas, como Popeye, Jurassic Park y Toon Lagon se sale empapado; mientras que Dr. Doom’s Fear Fall arranca gritos al igual que Spiderman que, en esta ocasión, estaba cerrado. En The Lost Continent y Seuss Landing el paseo es más calmado, porque este parque parece complacer todos los gustos. Y, en medio de tanto, aparece el parque temático de Harry Potter, una de las razones por las que tenía tantas ganas de conocer este lugar, pero ese, justo ese, merece un capítulo aparte.
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