Adrián Saba: “Mis películas tienen cierto grado de realismo mágico”

Publicado el 11 febrero 2017 por Apgrafic
Adrián Saba | © Sebastián Zavala Kahn

Adrián Saba está viviendo un momento dulce como contador de historias. No solo por los recientes éxitos cosechados por El Soñador, largometraje que ganó el premio a Mejor Película Peruana en el último Festival de Cine de Lima, la cual se estrenó en cartelera hace un par de semanas, sino porque ahora también ha presentado su primer montaje en teatro: El amo Harold y los muchachos, obra producida por el Teatro La Plaza. Conversamos con él sobre los distintos procesos creativos y su experiencia como joven director peruano.

P. ¿Dónde encontraste el concepto de la película?
R.
Hace mucho tiempo que quería contar una historia con algo onírico, sobre el material de los sueños. También quería contar una historia de amor, una historia con un elenco más grande. Así, esta película es un proceso largo en el que todo fue sumando.

P. En una película de perfil onírico, ¿te has concentrado más en lo narrativo o en lo visual?
R. Yo creo que es una película súper narrativa. Para mí siempre fue importante tener algo muy claro, hasta ancestral, como lo es una historia de amor imposible, para poder luego jugar con esto de los sueños. Lo que me interesa es contar historias. Un cine más experimental, por el momento, no me atrae mucho.

P. ¿Cómo fue el rodaje?
R. Filmamos en varias provincias del país: Arequipa, Ica, Junín, Lima y Callao. Y fueron sólo cinco semanas, por lo que el reto mayor de la película fue la gran cantidad de locaciones. Porque como es onírica, el mundo de los sueños tenía que ser parte de la naturaleza, que se pueda contraponer con el mundo industrial y urbano en el que viven los chicos, para que los sueños de verdad signifiquen un escape. Eran locaciones difíciles de llegar, de estar ahí; en Ticlio con granizo, en Arequipa a 5 mil metros de altura…

P. Filmaron la película hace 2 años.
R. Es loco porque el rodaje, al final, es lo que menos dura. Filmamos en 5 semanas, y la edición me tomó 5 meses. De ahí vino la post de color, la post de sonido; entramos al Festival de Berlín, que eso fue hace un año también. Y para poder estar luego en las salas comerciales había que presentarse al concurso de distribución de la DAFO y programar una fecha de estreno; todo eso toma tiempo, demora. Es un deporte de largo aliento, que felizmente tiene varias etapas; cada etapa es distinta, y cada etapa tiene una parte bonita.

P. El Soñador cuenta con varios actores emergentes...
R. Sí, a mí me interesaba mucho que fuesen rostros nuevos. Fue un proceso de castin muy largo; vimos como a ciento cincuenta candidatos. Yo creo que el castin es una gran herramienta narrativa. Por ejemplo, yo pienso en una película con Sandra Bullock. Es una comedia romántica y a ella se le ha malogrado algo en su casa. Llama al gasfitero y cuando llega es un extra cualquiera. Pero, ¿qué ocurre si el gasfitero es George Clooney? Tú como espectador ya sabes que algo va a pasar.

P. ¿A qué género dirías que pertenece El Soñador?
R. Drama y fantasía. Mis dos películas tienen cierto grado de realismo mágico.

P. ¿Qué le dirías a alguien que quiere hacer su primera película, pero no sabe cómo dar el primer paso?
R. Asu, cómo dar el primer paso [risas]. Recomiendo concentrarse en las cosas pequeñas; haciendo las cosas pequeñas se hacen posible las cosas más grandes. Hay que comenzar paso a paso. Ni siquiera tienes que escribir el guion, comienza haciendo una escaleta. De ahí es el guion, de ahí haz un cronograma, luego un storyboard, de ahí un presupuesto… Así, poco a poco, te vas dando cuenta que el trabajo de mesa te ayuda a ganar confianza en tu película. A mí me gusta hacer mis planes de rodaje, mis presupuestos, porque comienzo a entender mejor la película. El presupuesto, el plan de rodaje, no son más que otras interpretaciones de la película, así como el guion es una interpretación de la historia. Mientras más te enfocas en los detalles, más clara la vas a tener.

P. Pasando a El amo Harold y los muchachos, ¿cómo te animaste a dirigir tu primera obra de teatro?
R. A mí lo que me interesa es contar historias. Y eso lo puedo hacer a través del cine y del teatro. Son diferentes herramientas, pero si las sabes manejar, puedes terminar contando la historia que quieras contar. Yo había leído El amo Harold… hace un tiempo y me fascinó. Nunca se fue de mi cabeza. Yo venía conversando con Chela [De Ferrari] por un buen tiempo, y por fin se dio la oportunidad de montarla en el Teatro La Plaza. Y aquí estamos, con Fernando Luque, Lucho Sandoval y Alejandro Villagómez.

P. ¿Qué fue lo que te atrajo de esta historia?
R. Los personajes son hermosos y me conecto mucho con ellos. Y el mensaje, súper fuerte, también demuestra cómo una sociedad que nosotros consideramos aberrante, hace sesenta años y al otro lado del océano, no está nada lejos de lo que vivimos nosotros.