En este caso, sus canciones han sido producidas por el dueto de productores de moda en el planeta indie musical español. Ellos, Manuel Colmenero y Javier Carretero (Sonobox) se interesaron por la banda tras escucharlos en un concierto en directo, y suponemos que con su beneplácito, han teñido a su sonido con una pátina marca de la casa, que en ocasiones nos recuerda al grupo sevillano Dardem, pues AER comparte con este grupo el gusto por lo auténticamente español, lo que queda plasmado en el inicio de sus canciones que casi en su totalidad se inician con un toque de guitarra española que a posteriori se desfragmenta en sonidos pop rock de otras latitudes. No es extraño, por tanto, que en esos inicios hagamos patria común con los mencionados Dardem o Triana (sólo por poner dos ejemplos).
No obstante, Recuerdos del futuro es mucho más, porque sus temas se enlazan el clasicismo de la música española con las letras enigmáticas de Eduardo Zubiaur y el sonido de unas canciones que necesitan de su proyección en el tempo indeterminado del tiempo. Así lo podemos atestiguar en Coche, el corte número dos del disco que ha sido elegido como single de este Recuerdos del futuro y como videoclip insignia de la banda aragonesa, y que se inicia con ese comentado deje de los cantautores españoles (incluso porque no, de algún renombrado poeta de la música maña), que luego se despliega en ese abanico de ritmos aflamencados, difuminados en el universo de la rumba que se produjo con anterioridad allende de Andalucía. Una grieta que también se reproduce en De verdad, pero que en esta ocasión se dirige a sonidos más cercanos a grupos como Jarabe de palo, que de nuevo continúa en Sabias que, canción que nos entronca con el sonido cálido de las melodías que te impactan nada más oírlas para convertirse en una candidata a futuro single, siempre y cuando AER no tenga miedo a los medios tiempos. Tanto te dirán es el reverso de Sabías que, con un ritmo más animado pero impregnado de la misma pasta estilística, y donde la voz limpia de Eduardo Zubiaur se comporta como un elemento distinguible y distinguido que nos hace reparar en sus buenas cualidades vocales. Ser o no ser y 204 años son canciones que siguen lo hasta ahora dicho.
La ruptura estilística más plausible se da en una más que sobresaliente Me duele, donde desde un inicio atisbamos que nos encontramos ante la mejor versión de AER, contundentes y cercanos a sonidos más anglosajones, con un despliegue de buenas melodías pop a las que Eduardo proporciona una gran cadencia vocal, y a la que acompañan unos buenos coros muy años sesenta, que se intercalan con esos nuevos ritmos que encandilan a nuestros oídos nada más escucharlos, a los que se une un acertado órgano final que nos engancha a Doble filo, donde no queremos parar de escuchar las historias que nos cuentan y nos cantan AER, en una solución de continuidad plena de eso que podríamos denominar como bipolaridad sonora, intensa y llena de sentimiento, donde las guitarras chillan mientras Eduardo nos arroba con sus tonos de una voz teatral que se acopla a la perfección a ese delirium tremens que nos encoge el corazón y que acaba con el sonido de la noche y una sinfonía alada que nos recuerda a los sonidos de granja del último trabajo de Julio de la Rosa (más cacofonía animal es imposible de juntar). Esta dicotomía de reverberaciones acústicas se tropiezan con Aprendiste latín, la canción más rabiosamente rápida y rítmica del cd, en la que AER nos demuestra que son capaces de arremeter con fuerza una canción, y que da paso a esa rumba pop, a medio camino entre Peret, Estopa o de nuevo Jarabe de palo o los extintos Los Sencillos, en la que nos dejan bien claro, que AER se comportan y son los reyes de la bipolaridad sonora más exquisita.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.