Es conocida la visión ortodoxa de los mass media sobre el sida: es imposible cambiar el comportamiento de la población. Y, por tanto, la mejor manera de luchar contra la epidemia es el safe sex, el sexo seguro, o lo que es lo mismo, el uso de preservativos.
En Zimbabwe, la prevalencia del VIH ha sufrido un descenso espectacular, en cosa de diez años ha bajado casi a la mitad: del 27% al 16%. Algunos pensarían que, a pesar de la crisis económica, el país está haciendo un esfuerzo espectacular en el suministro de condones. Pues no. Se equivocan: No son los condones los que están ahorrando las vidas de millares de zimbabuenses. La investigación demuestra que es principalmente la reducción en relaciones sexuales extraconyugales, comerciales, y ocasionales lo que disminuye la prevalencia del sida.
Los preservativos juegan con la idea de que el sexo es un juego, todo lo seguro que se quiera pero juego al fin y al cabo. Juega bien y no mires con quién. La visión occidental moderna condena los límites, exalta la búsqueda autónoma del placer, y cree que la tecnología remediará cualquier problema que pueda surgir. La burocracia del sida parece confiada a unos cuantos desaprensivos que fomentan la promiscuidad del personal.
De acuerdo con los autores del libro, es el cambio de comportamiento la mejor arma para la lucha. Es el dominio de uno mismo y el buen uso del sexo dentro de una relación monogámica estable lo que contribuirá de forma decisiva a la disminución del sida.