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Los juegos de palabras, con su tablero humanohecho de carne y sueños,sus dibujos de aire o de vidrio soplado,sus infinitas vueltas al fondo de la mente y aún de nuevo otra vuelta cuando creías que todo estaba dicho...Comprendo que haya almasque se sientan inquietasante las volteletras de las vocese incluso que desprecien, sin llegar a decirlo,el donoso escrutinio de los huecosque abren a cada paso las palabras y el mapa de fantasmas que hacen brillar sus rostros siderales por todo los rincones del vasto territorio que se extiende entre el mundo y los nombres.(Los juegos de palabras sólo son —y si acaso—imprescindibles trucos, pasos de baile, o pases de cartas, entre las manos y la mentepara aplazar el rictus que seremos).2Las palabras viven por su cuenta,nunca dicen nadaque no sea pertinente, establecen extrañas conexionescon objetos de todo tipo y todo tipo de objetos,crean la realidad,pero ellas mismas son una realidad intransferible.No hay nada que no puedadecirse con palabrasy, sin embargo, las palabrasnunca llegan a decirlo todo.En ese margen o huecoque se abre en nuestra mentepuede que esté escondidoel secreto del mundo.