No se puede fijar lo intemporal en el tiempo, no porque lo intemporal no exista sino porque el tiempo no se presta a ello.
Una obra, una idea, solo expresa lo que le aconteció a un hombre en un momento determinado. Nada más.
Si amáramos a todos los hombres como lo hacemos a nuestros seres queridos, no habría lugar para la guerra ni para la violencia. Por tanto, si las hay, es solo por limitación o condensación del amor.
La muerte no es el paso del ser al no ser, o a un superlativo Ser; la muerte no es paso de nada. Es lo único que no pasa.