Que sensación de paz tan maravillosa he tenido en mi día de hoy. Y cuando hablo de paz, hago referencia a la neutralidad, a la capacidad de aplicar la apatía a los problemas absurdos que, a veces, nos creamos nosotras mismas.
Cuando hablo de paz tampoco hago referencia a la indiferencia (porque mentiría si digo que no me afectan los problemas por muy tontos o insignificantes que parezcan) sino a la actitud creativa, a la acción resolutiva, a la capacidad de desapego en momentos de renuncia voluntaria.
La sensación de paz de la que hablo, nada tiene que ver con la religión ni con el estar quieta durante horas, mirando al aire (he cerrado fechas para un curso, he acabado la mitad de un programa formativo, he hecho de comer, tendido dos lavadoras, leído cuentos, etc…) Más bien, hablo de una paz vinculada a los pensamientos claros, a los sentimientos serenos, a las emociones intensas… una sensación de alegría que te envuelve pero no te acelera ni intensifica tu ritmo… es una sensación constante, duradera.
¿Cuándo fue la última vez que Te prestaste (a ti misma) atención de un modo simple? ¿Te sentiste atenta o con ganas de acabar ya con ese pensamiento o momento? ¿Sueles sentirTe incómoda muchas veces? ¿Con qué palabras, movimientos o pensamientos te engañas a ti misma para no pararTe a pensar o reflexionar?
Deja de tener Miedo. Deja de ponerTe excusas. EscucharTe, sin miedo, te permitirá descubrir una nueva forma de conocimiento, de sabiduría… Descubrirás una nueva realidad y captarás tus circunstancias o acontecimientos de un modo totalmente desconocido hasta ahora. Afrontarás tus problemas de un modo totalmente nuevo. Puede ser Intuición. Puede ser Esencia. O puede ser tu Naturaleza… Sí. Tu Naturaleza, Innata. Esa naturaleza que has dejado de escuchar y ahora, te pide a gritos, una nueva realidad… más serena, más intensa… a tu ritmo, constante. .. llena de paz… duradera en el tiempo.