After Dark, Haruki Murakami

Publicado el 15 mayo 2014 por Manigna

Título original : アフターダーク Afutā Dāku
Año de publicación : 2004
Título en portugués : Após o anoitecer
Editora : Alfaguara
Año de esta edición : 2009
Traducción : Lica Hashimoto / Ho Yeh Chia, del Deparatamento de Lenguas Orientales de la USP encargada de la transcripcón fonética de los diálogos en chino del capítulo 3.


 

Siempre creí que se debería vivir de noche. De pequeño muchas veces dormía de tarde para prepararme a hacer mis tareas desde la nueve de la noche por toda la madrugada para luego bañarme y estar pronto para ir al colegio. Ya de adulto, y en la etapa nipona, mientras muchos veían con desagrado el trabajar de madrugada yo me sentía aliviado, con más ganas, pudiendo escuchar todo el ruido de los enormes insectos y pequeños batracios –aquel extraordinario universo ahí a mi ladito- en los arrozales o, como Mari, una de las protagonistas de esta historia, ir al Denny’s –a veces al Joyfull o Saizeriya- y encontrar aquel barullo de las personas que harían dudar a cualquiera que estás en plena madrugada por el gran movimiento que el local alberga.

Eri y Mari Asai son dos hermanas antagónicas: la primera es bella, la otra simple; una es modelo, la otra pasa desapercibida; y aunque alguna vez se abrazaron muy fuerte generalmente son como dos imanes de polos iguales; la primera duerme un sueño profundo aunque no está en coma; la segunda, bilingüe, para vivir, prefiere la noche.
Kaoru, Komugui y Koorogui trabajan en el motel Alphaville donde en una habitación una prostituta china fue brutalmente golpeada y robada. Ante sus constantes fracasos en el intento por comunicarse con la víctima, y con la mafia china a la que esa joven mujer pertenece, requerirán de un intérprete, acudiendo a Takahashi, antiguo empleado del motel y amigo de ellas.
Takahashi es un joven y talentoso músico aunque es consciente de sus limitaciones. Duda entre profundizar en su carrera musical o abandonarla definitivamente para estudiar derecho en la universidad. Es un signo de interrogación andando, aunque si alguna certeza lleva consigo es el querer tener alguien con quien compartir sus pequeñas victorias y grandes desilusiones, pero sobre todo sus constantes dudas. 

Shirakawa es un joven ejecutivo, atleta, pulcro y meticuloso, también parece revelarse como un atento esposo. Se observa detenidamente ante un espejo y la razón no es mero narcicismo, su mirada intenta ser más profunda, como queriendo reconocer en sí un defecto, una imperfección, una condena, recriminándose, aceptándose, Finalmente, algo de vanidad aflora en él: pareciera que el acto consumado hace pocas horas lo hace sentirse bello.
 


Todas las historias que se enlazarán en determinados momentos transcurren en una sola noche, así, cada capítulo inicia con un relojito que va indicándonos la hora en que van sucediéndose los hechos. Aunque solos o acompañados todos los personajes parecen tener a la soledad como una característica en común, Muchas veces accedemos a estos como la cámara que filmará estos acontecimientos –como en el cuarto donde Eri Asai duerme, parezco fluctuar en su atmósfera-, pasa la impresión de que si alguien quisiera filmar esta historia no tendría que trabajar mucho con el guion pues pareciera ya estar listo para eso. “Somos um autêntico ponto de vista e do céu olhamos a cidade.” (Pág. 201) Y si con la noche la vida aflora, también seremos partícipes del ocaso con la llegada de la luz matinal que todo lo obnubila, donde muchos herejes se atreven a despertar.

Es un libro con una trama que va por un difícil lindero el cual fácilmente podría hacer descartar el libro antes de llegar a la mitad. No es el mejor libro para iniciar con este autor, podría hacer que lo odies, quizá hasta sentir que es un escritor sobre valorado. Creo que es mejor si ya se ha leído un par de libros de él con antecedencia, pues reconoceremos sus lugares en común, sus filias, conocer y aprender aún más sobre sus gustos musicales impresos en la vida de sus personajes como la banda sonora de sus vidas, y a la vez sus estruendosos silencios. En resumen, dejarse encantar con aquella sutileza sombría de Haruki Murakami


"Nel dormir l'anima mia" es uno de las cantatas de Alessandro Scarlatti que Shirakawa escucha en su momento de introspección.