Al cabo de unos veinte minutos de mi estadía en el lugar, entró una señora, la cual se hacía llamar Georgina, de estatura baja, morena, de ojos saltones y robusta. Minutos después, en medio de la conversación que entabla la vendedora y esa mujer, surge el tema del matrimonio y las relaciones de parejas.
A continuación, Georgina expone parte de su vivencia:
Mi esposo y yo estuvimos de novio durante seis meses. Cuando me propuso matrimonio surgieron ciertos acontecimientos inesperados. Uno de ellos, fue el despido de mi esposo del trabajo. Él, trabajaba en PDVSA. Ante aquella noticia recuerdo que mi esposo me dijo que había que suspender la boda. Yo por mi parte, le dije que no se suspendería. Y no se suspendió. Actualmente llevamos veintiún años de casados.
Georgina, luego de ese testimonio responde el por qué continuo con los planes de matrimonio:
El matrimonio, las relaciones en sí, se basan en el ayudar al otro, en estar en buenas y en malas al lado de esa persona, se trata de APOYARSE.El despido, pudo haber ocurrido estando ya casados y no por ello le pediría el divorcio. Siempre que esa persona no se quede lamentándose o de brazos cruzados, las cosas funcionarán, pero si solo uno trabaja en función “DE”, todo comienza a deteriorarse.
Georgina, me pareció una persona completamente alineada a lo que es y a lo que conlleva una relación. Se me hizo un ser humano que ha sabido aprovechar lo que es vivir. Y vivir es aprender y/o experimentar las situaciones que la vida nos presenta.
Walter Riso dice:” El amor de pareja es una comunidad de dos, donde nos asociamos para vivir de acuerdo con unos fines e intereses compartidos¨.
El apoyo, sin duda es fundamental pero, el amor aunque no lo nombró Georgina, está presente. Cuando hay amor verdadero, sin interés tóxicos, mas que el de ser felices juntos, no hay piedra en el camino que se interponga.
El amor, se trata también de ponerse en el lugar del otro.