Tardaron en llegar pero España se inundó de mareas y movimientos sociales, en lucha contra la privatización sanitaria, por la defensa de la escuela pública, contra los desahucios, por la regeneración democrática, etc. etc. miles de personas en movimientos con alta carga política, apartidistas, a-sindicalistas, movimientos no dirigidos, ni controlados, por partidos y organizaciones tradicionales consiguen grandes movilizaciones de decenas de miles de personas y obtienen algunos resultados positivos, participan militantes sindicales y partidistas, sin duda, pero el movimiento está fuera de la dirección y control de los partidos.
No será suficiente para frenar la tremenda deriva en la que estamos instalados y que modificará nuestras vidas por muchos, muchos años, a pesar de recuperaciones económicas peperas o precisamente por ellas. Esto no ha hecho más que empezar, todavía millones de españoles no se han despertado porque confían en sus preferencias políticas derechistas y creen que esta situación será algo pasajero hasta corregir los desastres de Zapatero, no se han enterado de que esto es un cambio de era que afectará a sus condiciones de vida, las de sus hijos y padres, a sus activos que seguirán sin recuperarse, al salario social indirecto que percibían a través de sanidad, educación, pensiones… cualquier atentado contra el estado de bienestar encarece los precios de las alternativas privadas, sanidad privada, colegios privados, jubilaciones privadas… todo encarecerá aprovechando el ataque a lo público y cada vez más votantes derechistas irán entrando en uno de los polos de la sudamericanización.
Las movilizaciones actuales con ser importantes todavía están muy lejos de aquellas movilizaciones de la Transición, la sociedad que tanto trabajo costó construir, para empezar las movilizaciones actuales son fundamentalmente defensivas del tipo de sociedad y situación, aquellas tenían componente defensivos y ofensivos, no pedían mantener lo existente sino que exigían derechos y libertades nuevos, tenían componentes ofensivos, de construcción de un nuevo país, de conquista de nuevas ilusiones, aquí y ahora parecen que de forma embrionaria empiezan a instalarse algunas reivindicaciones ofensivas. Aquellas tenían componentes muy altos de huelgas en fábricas, bancos y comercios, –vean mis trabajos sobre lo que indican las huelgas y como fueron decayendo hasta la entrada de este siglo XXI-, aquellas movilizaciones tenían su base en los obreros y trabajadores del sector privado, carne de despido fácil, cárcel, palizas… por tanto eran más duras en contra del status establecido, y afectaban a la producción, por lo que el capital, -burguesía, poderosos, como quieran- estaba afectado directamente para intentar encajar en Europa el punto de llegada.
La sociedad que teníamos nos la están robando. La lucha está en la calle y también debe estar en el Parlamento y para ello es necesario sumar, aglutinar fuerzas diferentes, porque la dispersión en España está extremadamente penalizada por la ley electoral, ese es un hilo conductor de esta serie ‘Agitando las izquierdas’.
Conseguir avanzar cuesta mucho esfuerzo(18/10/2010)
…Pero la realidad es que no es el tema edad lo que nos mueve a estar en desacuerdo, es que nos han estado vendiendo humo en montones de cuestiones y hemos callado, hasta que gritamos 'pero si va desnudo, no tiene traje'. Hay que decir alto y claro que conseguir una jornada laboral de 8 horas, cuesta sangre, muchas manifestaciones, un sin fin de enfrentamientos contra la poli, la patronal, los pistoleros, supone detenciones, palizas, torturas, hambre por despidos...conseguir sanidad y educación universal en la Transición costó muchos esfuerzos, gritos, carreras, muertos, manifestaciones, paros, asambleas, enfrentamientos, muchas horas de huelgas, de luchas de millones de personas.
Intentar convencer a un joven que por decir, esto me gusta o sumar miles de amiguetes van a mover algo, es jugar al engaño. Los sesenta no se movieron por unas cuantas canciones y drogas, las canciones apoyaron, algunas, pero los derechos civiles a los negros los conquistaron millones de personas luchando muchos años, con muchos muertos en el camino y muchas palizas, aquello no era una fiesta, y sí, había fiestas, pero también compromiso de millones de ciudadanos. Los poderes de siempre y los nuevos se rien de tantos movimientos simplones que suman millones de seres apagando un minuto la luz, o protestando por el hambre en el mundo sumándose a la página de tal o cual cantante. Si se quedan solo en eso.
Sí toda acción que sume, está bien, pero no el engaño, y estamos convenciendo a los niños y jóvenes de que hay hadas que resuelven los grandes problemas de derechos sociales, decir a adultos jóvenes que vienen los Reyes Magos cargados de derechos y de acciones buenas sobre el agua en África o sobre la malaria, es horrible. No es extraño pensar que a veces muchas acciones son cajones donde meter la mala conciencia y que no parezca que la tiramos o nos quedamos con ella. Pero la realidad siempre ha sido que conseguir algo cuesta mucho, mucho, mucho. Y si no hay esfuerzo y lucha no se consigue.
No me extraña que algunos jóvenes o no tanto, crean que la sociedad que salió de la Transición fue un regalo que nos hicieron por nuestra cara bonita, dado que esta sociedad fomenta la idea de que todo es fácil y regalado. Pero no fue así, lo de Grecia estos meses, o lo de Francia ahora, (por cierto a gran distancia de aquí) fueron juegos de niños al lado de lo que hubo aquí entonces. Conseguir avanzar un poco en las condiciones de vida es durísimo. Y mantenerlo no es gratis y requiere constante esfuerzo. Siempre hay y habrá tendencias que pretendan volver atrás, la vida no supone un avance asegurado en el tiempo. Nos quieren robar esta sociedad
Las movilizaciones son un hecho –todavía muy alejadas del ritmo y profundidad de las movidas de la Transición que constantemente rompían los cauces establecidos- las actuales son acontecimientos de envergadura para la sociedad actual y para cualquier partido político cuyo ruido debería retumbar por todos los rincones de las militancias, porque ellos no lideran, no dirigen y fuera de su entorno hay centenares de líderes naturales, miles de personas comprometidas, dotados de alta capacidad de organizar oposición a tanta agresión y sabiendo aglutinar voluntades. Ambas fuerzas, partidos y movimientos, conviene a todos que se unan, los partidos tradicionales para subsistir y los miles de activistas que están fuera de ellos para lograr mejores resultados.