AGNES MORGAN: La simplicidad en la enseñanza del piano

Por Francisco José Balsera Gómez @fjbalsera

Una de las profesoras de piano más solicitadas en Nueva York, cuya lista de alumnos para recibir clases particulares casi alcanza el centenar, es la señora Morgan. Lleva más de dos décadas dedicándose a la enseñanza y cada vez tiene más éxito. Sin embargo, todos estos logros los consigue de forma silenciosa y discreta, por lo que el mundo solo la conoce a través de los logros de sus estudiantes. La profesora ha llegado a un punto en el que puede seleccionar a sus alumnos, lo que es muy cómodo para ella porque disipa en gran parte el arduo trabajo que a veces supone la enseñanza del piano. Sin duda alguna, es una profesora que ama su profesión.

Cuando uno da clase desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde todos los días del curso escolar, no es fácil encontrar tiempo disponible para hablar de metodología y recursos educativos. Sin embargo, por una feliz casualidad, se pudo realizar hace poco esta entrevista.

Las preguntas de partida fueron las siguientes: ¿Cómo ha sido capaz esta profesora de atraer a tantos seguidores? ¿Cómo consigue que acudan a ella no solo señoritas de la alta sociedad sino también estudiantes de piano serios y profesores nóveles? ¿Cuál es el imán que atrae a tantos alumnos y que requiere la ayuda de cinco asistentes para preparar a aquellos que todavía no están listos para beneficiarse de sus enseñanzas? Cuando entré en contacto con esta modesta mujer, que me acogió con su sencillez y cordialidad, y que hablaba de su trabajo con tanto respeto, sentí que únicamente el imán que atraía a tanta gente era su habilidad para explicar ideas concretas de la forma más simple posible.

El Doctor William Mason, con quien estudié, - empezó a decir la señora Morgan - solía decir que con el toque musical se nacía y no se hacía. Sin embargo, me he dado cuenta de que es posible enseñar a un alumno a obtener la sonoridad más hermosa posible que pueda hacer. Incluso los niños pueden conseguir esto. El secreto estriba en la relajación del brazo y de la muñeca con una posición arqueada de la mano y unos nudillos firmes.

LA INSPIRACIÓN DE UN PROFESOR AMERICANO

Creo que el profesor Mason fue el que me hizo ver la razón de las cosas. Siempre he tocado más o menos bien porque adquirí la técnica con mucha facilidad. Había estudiado en Leipzig, donde aprendí poco o casi nada de los principios de la técnica pianística ya que únicamente me "empollaba" muchas obras difíciles. También estuve en las clases de Moszkowski, pero realmente fue Mason, un profesor americano, quien me hizo reflexionar sobre la forma de tocar. Empecé a pensar con tanta seriedad sobre cómo hacer las cosas que a menudo debatía con él hasta que terminaba riéndose diciendo: "tú vas por un lado y yo otro pero al final llegamos al mismo sitio." En esa época no paré de investigar hasta que desarrollé mi propio sistema de trabajo. Un docente no puede quedarse quieto. Sería tonta si no me aprovechara de la experiencia que se adquiere a través de los alumnos, porque cada uno es un aprendizaje por sí mismo. Este ha sido un trabajo que me ha llevado unos veinticinco años, resultado de mi esfuerzo para mostrar el tema de la técnica pianística de la manera más concisa y clara posible. He aprendido lo que no es imprescindible y lo que se puede obviar.

La simplicidad es la clave de mi trabajo. Intento únicamente enseñar lo esencial. Hay muchos Estudios que son buenos. Czerny, por ejemplo, es magnífico. Confío totalmente en todos ellos pero no hay tiempo para estudiar muchos y también me gusta programar Bach. Doy mi aprobación para estudiar todo lo que tiene para piano, desde las pequeñas piezas hasta los grandes preludios y fugas. Siempre que puedo, utilizo el repertorio de Bach. Pero aquí también nos encontramos con el mismo problema de que no hay suficiente tiempo para trabajar Bach como nos gustaría. Aun así, hago todo lo que puedo. Incluso a aquellos alumnos que no pueden dedicar mucho tiempo a la práctica les pongo una Invención siempre que sea posible.

Cuando un estudiante que está empezando viene a mi clase o le han enseñado incorrectamente, debería comenzar a trabajar la posición de la mano en forma de arco y la firmeza de los nudillos (especialmente el más cercano a la uña). Trabajo la posición de la mano fuera del teclado, en una mesa. No se puede hacer nada para tocar si no se ha logrado lo anterior. A menudo tengo alumnos que durante años han tocado obras complejas y que piensan que están en un nivel avanzado. Cuando les enseño algunas de estas cosas sencillas, creen que son demasiado fáciles hasta que se dan cuenta de que no pueden hacerlas. Algunas veces no se puede lograr nada con estos alumnos hasta que están dispuestos a llegar al fondo del asunto y aprender cómo colocar correctamente la mano. En cuanto al tiempo que se necesita para conseguirlo, depende de la capacidad del alumno y del tipo de mano. Algunas manos son blandas y flácidas, y por supuesto es más difícil hacerlas fuertes.

Cuando el arco de la mano está formado, trabajamos el movimiento inteligente desde la punta de los dedos y para ello debemos tener unas articulaciones fuertes y confiables. Por supuesto, los alumnos jóvenes deben trabajar la acción de los dedos pero no soy partidaria de que se se levanten demasiado. A medida que se vaya progresando y las articulaciones se hagan más firmes y mejor controladas, no se necesitará mucha acción de los dedos. La velocidad se adquiere articulando cada vez menos. La fuerza se obtiene al permitir que el peso del brazo descanse sobre los dedos, y la ligereza y delicadeza, al contrario, quitando el peso del brazo de los mismos.

No utilizo ningún libro para los ejercicios técnicos pues doy mis propios ejercicios o los selecciono de diferentes fuentes. Ciertos principios deben estar presentes en la práctica diaria desde los mismos comienzos del aprendizaje. Cuando se dominan, el trabajo posterior consiste simplemente en desarrollarlos. Ejercicios para relajar las muñecas, en octavas, sextas, etc., deberían formar parte de la rutina diaria. Se deberían tocar escalas ya que creo firmemente en sus beneficios. La práctica de los acordes también es importante. ¿Cómo es posible que algunos alumnos, sin una buena preparación de base, sean capaces de tocar buenos acordes? O mueven su mano hacia abajo desde la muñeca con un sonido débil y delgado, o tocan con sus muñecas y brazos en posición elevada y rígida, provocando un sonido duro. En ninguno de los dos casos utilizan el peso del brazo. Suele llevar un tiempo hacerles ver la importancia del peso del brazo y el agarre con los dedos.

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE PEDALIZACIÓN

Otro punto que no recibe la atención que se merece es el uso del pedal. Pocos estudiantes tienen una idea correcta de la técnica del pedal. Da la impresión de que solo conocen una única forma de utilizar el pedal de resonancia que consiste en pisarlo hasta el fondo, quizás dándole un porrazo con el pie al mismo tiempo. Hago ejercicios preparatorios para la utilización del pedal. Colocando el talón en el suelo y la parte delantera del pie sobre el pedal, aprenden a bajarlo con cada golpe del metrónomo. Cuando hacen esto con facilidad, hacemos dos bajadas de pedal en cada pulso, etc. En este ejercicio el pedal no se presiona completamente hasta el fondo sino que se utiliza el cuarto o medio pedal. Esta vibración sobre el pedal tiene el efecto de un constante resplandor de luz sobre los sonidos, que es muy bonito.

(Aquí, la artista mostró lo que estaba explicando a partir de un Preludio de Chopin)

Se necesita un tobillo flexible para usar el pedal adecuadamente y debería ser igual de maleable que la muñeca. No conozco a nadie que ponga el pedal de esta manera, por lo que pienso que es un descubrimiento mío.

Tengo muchas alumnas que provienen de la alta sociedad, jóvenes que hacen un buen trabajo y que sacan tiempo para practicar un par de horas al día. La tendencia actual de los ricos es tomarse más en serio el estudio de la música de lo que era antes. Consideran que es una influencia inspiradora y que ennoblece, respetan a sus profesores y se esfuerzan en hacer cuidadosamente bien lo que estos proponen.

Si bien es necesaria e importante, la base técnica es, después de todo, una pequeña parte en comparación con la formación del sentido rítmico y del conocimiento de cómo producir buenos y hermosos resultados en la interpretación musical.

Brower, H. (1915). Piano Mastery. Talks with master pianists and teachers. New York: Frederick A. Stokes Company.

Traducción: Francisco José Balsera Gómez