Año tras año recuerdo por estos lares la llegada del octavo més del año, y como el año pasado lo haré con una canción, llena de vitalismo, de electricidad y un punto de socarronería que va ni que pintado para afrontar los treinta y un días que nos contemplan y a los que contemplamos llenos de amor y deseo.
Y como animal de costumbres que soy corto y pego las palabras que ya el año pasado os dejé en el post que recordaba la ansiada llegada de agosto.
Y acabará el mes y advertiremos que no hemos hecho nada de lo que nos propusimos, pero es que las vacaciones están para eso, para hacer lo que te plazca y no hacer lo que no te apetezca. Será entonces la hora de empezar de cero y de llevar a cabo nuevos propósitos que por falta de tiempo pospondremos hasta el agosto siguiente y vuelta a empezar con el bucle...
Pues eso a ser felices en agosto (y septiembre, y octubre, y noviembre, y diciembre...)