Mariano Rajoy ha anunciado desde Cuba (perdón, Perú) que mantendrá el Plan Preparo (disculpas de nuevo, ahora quería decir Prepara) hasta que la tasa de desempleo descienda al 20 por ciento, un número que Rajoy y sus ministros deben considerar más que soportable. El Plan Prepara no es un plan: es una ayuda de 400 euros para los desempleados que, agotado su subsidio de desempleo, no han encontrado trabajo, sino puertas cerradas por liquidación. Que una de cada cinco personas en edad de trabajar esté buscando un empleo y no lo encuentre debe ser lo más normal del mundo, aunque sea del tercero y ellos ni se imaginen la sensación de ser uno de ellos por la sencilla y compleja razón de que ni ellos ni sus conocidos, familiares y amigos nunca la han experimentado, que para eso están los amigos del alma. Ha tenido que salir la canciller alemana Angela Merkel desde Davos para insinuar (una insinuación de Merkel es una orden alta y clara) que mientras llega la recuperación (dentro de un tiempo indeterminado pero, de todas formas, lejano) y, con ella, la creación de empleo, deberían establecerse medidas “puente” hasta que el fruto de la reforma laboral madure y no resulte tan amargo.
Y mientras no vuelva el buen tiempo, continuará haciendo frío, mucho frío y no solo ahí fuera. También dentro. También la pobreza, no ya solo de ideas, llega al interior, al corazón. Uno de cada diez hogares ya n tiene dinero para mantener la casa por encima de los 18ºC, mínima temperatura de confort en invierno. Es decir, más de cuatro millones de españoles son pobres desde el punto de vista energético. Y así, sin energía, ni calor en la empresa ni en casa, no hay manera de que madure ningún fruto. Y hace tanto frío ahí fuera….