El sobresaliente poeta Juan Carlos Flores, fallecido en La Habana, tendrá su lugar en el panteón de la cultura cubana, según aseguraron burócratas del Ministerio de Cultura de la isla.
Flores planeó su muerte y se suicidó en su apartamento de Alamar. Antes había juntado tras su puerta sillas, sacos, mesas, y todo lo que encontró, para evitar ser interrumpido en lo que fue una decisión seguramente inconsciente. Al parecer la misma esquizofrenia que le impulsaba a escribir, lo guió a la muerte.
Flores permaneció sin atención medica después de escapar de los rigores del Hospital Psiquiátrico de La Habana. Flufenacina, Levomepromacina y Benadrilina, fue su ultimo tratamiento, presuntamente indicado por un psiquiatra amigo.
La polémica tras el suicidio de Juan Carlos Flores transita ahora por los honores que recibiría el poeta. Según trascendió el Ministerio de Cultura no se encuentra en condiciones de garantizar el típico ataúd que en Cuba se utiliza para las personalidades, pues los mismos están destinados para casos especiales, confirmó Diario de Cuba.
El mencionado ataúd para personalidades y extranjeros es de madera y metal y tiene un costo de 883 CUC. La única funeraria en Cuba que tiene acceso a este tipo de ataúd es Calzada y K, el resto sólo dispone de ataúdes de pino y cartón.
En su Blog Personal Rancho de los Pormenores, el poeta, periodista y profesor universitario Michael H. Miranda destacó los aportes de Juan Carlos Flores a la literatura cubana consignando que: “No se cansó Juan Carlos Flores de darle, de aportarle, a la poesía de aquella Isla. Mientras pudo y tuvo fuerzas para ello. Allí donde poetas juntaban solemnidades o naderías, un solo poema suyo los borraba, indicaba otro camino, despertaba otros ecos, señalaba un vacío que comenzaba a serlo menos”.
La decisión final de sus familiares y amigos ha sido cremarlo y echar sus cenizas en la Playita de los Rusos, en Alamar, un sitio de mucho significado para el poeta.
El único panteón de Juan Carlos Flores será el de quienes lean sus textos repletos de esa maravillosa dignidad de la verdadera poesía.
Con información de Diario de Cuba y El Rancho de los Pormenores.
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