Agradar a la Gente es Idolatría

Por Frabreum @FRABREUM

BY RICK WARREN — En la vida, solamente debes agradar a una persona y esa es tu Creador; solamente debes agradar al Señor que te hizo y tiene un propósito para tu vida.
¡Eso simplifica la vida enormemente! Solamente necesitas la aprobación de una persona: Dios.
En Juan 5:30, Jesús lo dijo así: “…no busco hacer mi propia voluntad sino cumplir la voluntad del que me envió” (Biblia al Día). Es decir: “hago las cosas para que las vea una sola persona”.
Quizá nunca lo hayas comprendido así, pero tratar de agradar a las personas es idolatría. De los Diez Mandamientos, el primero es: “No tengas ningún otro dios aparte de mí”. Cualquier cosa que pongas antes que a Dios se convierte en un “dios”; una novia puede ser un “dios”, el deporte puede ser un “dios”. Cualquier cosa que sea número uno en tu vida y que no es Dios se vuelve tu “dios”.
El segundo mandamiento es: “no te hagas ninguna clase de ídolo”. Cualquier cosa que reemplace a Dios en tu vida es un ídolo. El dinero puede ser un ídolo, una relación puede ser tu ídolo; si esa relación de noviazgo, con tu cónyuge, con tu jefe o con un amigo es más importante que Dios, entonces es un ídolo.
Cuando tratas de agradar a las personas, permites que algo aparte de Dios tome el primer lugar. Se convierte en un dios para tu vida porque has permitido que la opinión de otros importe más que la opinión de Dios. Lo que piensen de ti importa más que la opinión de Dios. Por ejemplo: no quieres que sepan que vas a la iglesia porque ya no les vas a caer bien, en ese punto tienes otro dios en ti vida, tienes un ídolo.
Solamente debes agradar a una persona. En Gálatas 1:10, Pablo dice: “no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios. No busco quedar bien con los hombres. ¡Si yo quisiera quedar bien con los hombres, ya no sería un siervo de Cristo!” (Dios habla hoy).
Reflexiona sobre esto:
¿Acaso hay alguien o algo en tu vida que has convertido en ídolo?
¿Qué te ofrece ese ídolo que Dios no te ofrezca? ¿Qué te ofrece Dios que tu ídolo no puede ofrecer?