Este año he puesto punto final a dos libros y una de las cosas que más me ha gustado ha sido escribir los agradecimientos. Qué quieren que les diga, soy así de imbécil. Me paso la vida dando las gracias y me encanta. Soy de las que pienso que nadie sería lo que es sin la gente que le ha ayudado a serlo y a mí no me gusta que se me olvide reconocer ese empujoncito que me han dado tantas personas sin las que hoy no estaría aquí.
Por eso termino este 2011 con los agradecimientos de 365 días de teclas, dudas y ciclotimia suprema:
Gracias a mi madre, Conchy, y a mi hermano, Hugo, por ser las piezas claves de mi vida, por estar siempre a mi lado, por soportarme y por darme cariño a pesar de mis coces.
Gracias a Javier Arroyo, mi hombre almohada, por creer en mí, por apoyarme en todo y por dar alas a mis sueños, pero sobre todo por quererme y por dejarse querer.
Gracias a toda mi familia, mis tíos, mis primos, mi abuelo, por estar junto a mí en tantos momentos maravillosos que me ha dado este año (y por haber estado en los momentos grises de toda una vida, aun sin llamarles).
Gracias especialmente a mi tía Yoli, lectora incansable (y con mucha moral, claro) de todo cuanto escribo y "opinadora" sincera de todas y cada una de mis páginas.
Gracias a Gregoria, María José, Pepe (los dos) y Mónica, por abrirme el corazón y hacerme parte de su familia.
Gracias a Carmen Rigalt, Juan Miguel Sánchez-Vigil, Antonio Lucas y Miguel Ángel Moreno por poner su talento al servicio de mis libros. Y especialmente gracias a Germán San Nicasio, Amigo, así, con mayúsculas, el tío más auténtico que conozco (después de Carril). Sin él nada sería igual. Ni tan bueno.
Gracias a Clea Moreno, editora de Eutelequia, por hacer realidad mi sueño de ver publicados mis textos en forma de libro (dos en un año, yeah).
Gracias a Israel Cuchillo, sin cuya ayuda Tinta y oro y Los hombres de mi almohada habrían perdido mucho.
Gracias a Rogelio Pérez Cano, director de la Fundación José Tomás, por creer en mí y darme su confianza.
Gracias a Cristina Saavedra, Enrique Vera, Juan Ramón Romero, Mary Ángeles Castro, Estefanía Zarallo, Cristina Villanueva, Paco March, Carlos Bueno, Aurora Lozano, Javier Hernández, Verónica de Haro, José Francisco Bayona y Javier Gómez por haber ejercido como "padrinos" de las presentaciones en sociedad de mis niños.
Gracias a los toreros que me han apoyado en Tinta y oro y muy especialmente a El Fundi, Juan Mora, Miguel Abellán, César Rincón, El Cid, Uceda Leal y Ambel Posada, por no fallarme cuando les he pedido su presencia.
Gracias a mis compañeros de laSexta Noticias Fin de Semana (y a otros que no tienen la suerte de currar sábados y domingos pero a los que quiero mucho) por no haberme dejado sola cuando lo he necesitado. Y gracias muy especialmente a Susana Moreno, que lee siempre mis libros antes de entregar a la editorial con esa mezcla de ojo crítico y cariñoso que la hace única.
Gracias a mis compis de AR, que siempre han hecho un huequecito a mis historias y, sobre todo, a mis histerias.
Gracias a Plataforma Editorial, y muy especialmente a Jordi Nadal, por abrirme las puertas de su casa y querer trabajar conmigo.
Gracias a todos los que han confiado en Prime Time Comunicación (Uceda Leal, Ambel Posada, Eutelequia, 365ddf, Plataforma Editorial, aecc Madrid), por ayudarnos a Javier y a mí a darle forma a una ilusión. Y gracias a Mabi Barbas, a Anitta Ruiz y a Ignacio Tena por querer colaborar con nosotros y hacerlo tan bien.
Gracias a mis compis de Diariocrítico, Antonia Mag, Onda Cero Sierra y Madrid2Noticias por pedirme columnitas para hablar de lo que quiera.
Gracias a todas mis amigas: Ana, Espe, Natalia, Esteffi, Eva, Alicia, Mara, Vicky, Conchita, Elo, Lorena, Almudena, Arancha, Belén, Amalia, Ángeles... Sois la leche.
Gracias a Esther Palma y María Jesús Canga por ayudarme desinteresadamente en la promoción de mis libros.
Gracias a todos los que se han molestado en leerme y muy especialmente a los que me han transmitido sus palabras de aliento tras leerlos. A quienes me han apoyado cada vez que los convocaba a una tertulia o a una presentación (soy una cansina, lo sé, pero es lo que hay). Y gracias a los libreros que venden mis libros, a los que tanta lata les doy para ver cómo van y para que me los coloquen bien.
Gracias a todos los medios y bloggers que han hablado/escrito de mis niños literarios y que, de algún modo, han creído en esta loca que los ha parido.
Gracias a mis compis de Eutelequia y muy especialmente a José Ángel Barrueco, Francesco Spinoglio y Daniel Ruiz García, a los primeros por hacerme un hueco en sus lecturas y molestarse en darme difusión en sus blogs; al segundo por no dudar en presentar Los hombres de mi almohada en Sevilla, aunque sea un libro frivolón con pocas cosas en común con su literatura cruda y terrenal, de la que Moro es un buen ejemplo.
Gracias, en fin, a los que han creído en mí. Y a los que no, también: me espoleáis para que sea yo quien crea.
Y sí, feliz 2012. A todos.
[P.D.: Si se me olvida alguien, perdonadme. Escribo con prisas y con mocos y ninguna de las dos cosas ayuda a tener las ideas claras].