Porque no sé de qué otra manera puedo llamar a esta no-despedida.No puedo dejar de contarte cómo fue la partida de mi Centro de Salud; ese sufrido consultorio que me ha visto pasar de medicoblasto asustado a médico residente o "resistente" a medicucha de familia.
Como toda batalla que está llegando a su desenlace y pasa por esa fase de tensión. Agrio. Yo me encontraba con el siguiente panorama: mi tutora ya había dado su voto de confianza definitivo y me había permitido (si no, empujado a) asumir la consulta por mí sola durante los últimos 15 días de trabajo bajo estrecha supervisión pero sin contar con ayuda para aprender a "gestionarme". Eso incluía: la consulta con una agenda de 36 pacientes citados, tramos de incidencias, informes, domicilios y los "extras" (esos pacientes sin cita que necesariamente tienes que ver tú y pueden llegar a ser hasta 12 ó 15 al día). Partes de baja/alta laboral, recetas, efectos inesperados a medicamentos, altas hospitalarias después de largos ingresos, cirugías inminentes o, desgraciadamente, neoplasias de reciente diagnóstico. A todo hay que hacerle su hueco.
De hecho, yo estoy mejor y mi pequeño ya está fuera del taller y con su primera revisión de ITV hecha. Un final a lo Juego de Tronos: poco épico, un poco así, de aquella manera... agridulce, pero igualmente un final.
Ya sabes: disfruta de la semana, se feliz y...
¡ten cuidado en la carreteeera!