Imagen de la NASA (Clica para ir a la web)
Aparte del drama humano y ecológico, Japón personifica estos días todos nuestros miedos. La tercera economía mundial (hoy hace un mes que China la desbancó del segundo puesto) es vulnerable, pese a su tecnología, la disciplina y solidaridad de su gente, su poder económico y su perseverancia. Pese a los esfuerzos del banco central nipón, la Bolsa inicia hoy su viacrucis con un buen batacazo del índice Nikkei en la apertura. No tardarán las sociedades de clasificación en rebajar sus previsiones y su confianza el país.
El agua de mar, la misma que ha devastado el país, está ahora sirviendo para enfriar los reactores de la central nuclear de Fukushima y evitar un desastre aún mayor. La naturaleza es salvaje, pero también justa y autogestionaria. Pero, ¿cómo enfriar las ansias de los mercados? Hará falta algo, mucho, más que pulseras, rezos y márketing.