Aguacero lleva unos meses en nuestras estanterías, concretamente desde que salió, pero ante la avalancha de reseñas tan positivas, decidí tomar distancia. Mis expectativas, aunque en este caso debo decir nuestras ya que las dos hemos leído la novela antes de escribir esta reseña, estaban tan altas que decidimos dejar pasar el tiempo y no coger esta novela con tanto ímpetu, y creo que acertamos al hacerlo.
EL AUTOR
ARGUMENTO
Año 1955. El inspector Ernesto Trevejo recibe el encargo de investigar cuatro crímenes en un pueblo de la sierra madrileña donde se está construyendo un pantano: dos guardias civiles han sido torturados hasta la muerte; el alcalde del municipio y su esposa, ejecutados a sangre fría. Un posible asesino en serie podría aterrorizar a la región mientras se desarrollan las obras. El asunto debe ser resuelto –y silenciado- cuanto antes.Siguiendo los pasos de una investigación que destapará odios, secretos e intereses ocultos, el lector se traslada a una España en blanco y negro. De fondo, el rumor incesante de la lluvia que acompañará al protagonista en su viaje a un escenario rural, remoto, casi salvaje.
MIS IMPRESIONES
Ir con las expectativas muy altas con una novela puede llevar a que te lleves una gran desilusión y que ésta salga peor parada de lo que debe aun tratándose de una buena novela, por eso, a veces, es mejor dejar pasar un tiempo, como hicimos nosotras, y que toda la nebulosa de la que se la ha rodeado se haya ido diluyendo, aunque siempre te queda en el recuerdo. Pero dejemos esto para más adelante y lo comprenderéis mejor.Ernesto Trevejo es designado por sus superiores para investigar "extraoficialmente", y siguiendo las directrices de las altas esferas, unos asesinatos que se han cometido en la sierra madrileña, entre los que se encuentran los de dos guardias civiles que además han sido torturados. Trevejo no entiende muy bien el porqué de esta decisión, máxime cuando él pertenece a la policía y el caso lo está llevando la Guardia Civil del lugar donde se han cometido los crímenes, y en aquellos tiempos la colaboración entre los dos cuerpos no era precisamente sencilla.
Y como se temía Trevejo, cuando llega al lugar de los hechos, aquellos que hasta el momento han llevado las investigaciones no ven con buenos ojos que alguien ajeno meta las narices, por lo que no se lo ponen nada fácil. Únicamente no sentirá esta animadversión por parte de Aparecido Gutiérrez, el joven Guardia Civil que pide le asignen como ayudante y que siente cierta fascinación por el inspector que han traído desde Madrid.
Son varios los puntos fuertes de esta novela. El primero de ellos es la ambientación tanto temporal como del lugar donde suceden los hechos.
Además Luis Roso utiliza algo tan, por decirlo de alguna manera, "corriente" en aquellos años como la construcción de un pantano en las cercanías de un pueblo para localizar su novela y mostrarnos así una situación gracias a la cual muchos empresarios afines al régimen se enriquecieron mientras que la mayoría de los que trabajaban en aquellas obras había abandonado su entorno en busca de una vida un poco mejor de la que tenían, aunque en realidad tampoco lo consiguieran, por un salario muy bajo y viviendo en condiciones muy precarias. Además la cercanía del pueblo donde se realiza la obra y la conexión de los escenarios con motivo de los asesinatos, consiguen que pueda ofrecernos una imagen social más completa de la época.
Me ha gustado mucho esta pareja compuesta por Trevejo y Aparecido, una pareja con gran atractivo para la trama que nos propone Luis Roso y que muy bien podría ser protagonista de una serie, y que forman parte de un elenco de personajes creados con mucho cuidado y acierto.
Hay que reconocerle al autor una forma de escritura de calidad, con un agudo y sútil sentido del humor y una narración con unos diálogos excelentes que además dotan de agilidad a la novela, adecuando la forma de hablar a los personajes con habilidad.
Pero en cambio ha habido algo que no me ha terminado de convencer en esta novela para que fuera redonda debido a que tenía la idea de que era una novela más policíaca, y eso ha sido lo concerniente a la investigación. Lo cierto es que me esperaba una investigación al uso, donde poco a poco el que la lleva a cabo va tirando de la hebra hasta llegar a una resolución, a la vez el lector va enlazando ésto y aquéllo tratando de encontrar al culpable (lo llegue a conseguir o no), pero en esta novela no ha sido así, resultando algo totalmente secundario. Eso sí, hay que tener en cuenta que lo anterior es algo totalmente personal.
Sin negar que te encuentras con varios giros en la novela que te despistan y no sabes muy bien a quien achacar los crímenes, tampoco van a decirnos mucho las investigaciones de Trevejo, ya que tampoco investiga mucho, quizás porque tampoco le dejan, ya que le ponen muchos palos en el camino para que no lo haga, pero la sensación que me quedó al final es que si llega a descubrir lo que pasó en realidad es porque se lo dan en bandeja y no por su pericia a la hora de esclarecer el caso. Claro que esto es una opinión puramente personal.
Sin que esto último le quite valor a todo lo anteriormente comentado, tengo que decir que Aguacero es una novela que merece la pena ser leída, aunque no haya cumplido totalmente esas expectativas tan altas que había puesto en ella, y es que a veces tanto comentario muy favorable puede hacer estragos en una buena novela, una novela que quizás para mi no haya sido redonda pero que tiene calidad.
FICHA DEL LIBRO