Resulta increíble que en el 2018 aún tengamos que lidiar con situaciones machistas en el trabajo, pero así es y por mucho que hablan de planes de igualdad y compromisos no observo cambios al menos en mi profesión.
Me dedico a la seguridad privada desde el año 2004, y aun a día de hoy sigo notando los mismos desprecios hacia mi y mis compañeras que notaba entonces.
Las mujeres nos esforzamos día tras día por justificar nuestro trabajo, por demostrar que nos merecemos estar donde estamos por nuestros conocimientos, ganas y aptitudes, pero cuanto más validas somos, mas vacío nos hacen.
A pesar de todos los esfuerzos por demostrar nuestra valía continuamente, tenemos que llevar el día a día, las jornadas, sacar el trabajo adelante sin tener ningún mínimo error, ya que nuestros errores siempre son por que no servimos para el puesto, no por que nos hemos equivocado como personas que somos.
No se dan cuenta de que la fortaleza mental que demostramos yendo a trabajar cada día en un entorno donde la mayoría de las personas piensan que los hombres son los únicos con derecho a estar donde están, es muy superior a toda su fuerza física e inteligencia que posee la mayoría.
Nosotras estamos donde no quieren que estemos y no hay un trabajo más duro que nadar a contracorriente.
Por todo ello, quiero hoy demostrar a todas las mujeres que hayan o estén sufriendo cada día una situación parecida, mi máximo respeto y admiración, por que una fortaleza mental tan grandiosa, y una dedicación tan profesional a cada acción que hacemos a contracorriente se merece cuanto menos admiración, aunque solo sea entre nosotras.