El titulo busca afirmar una idea. El Atlético de Madrid obtuvo la Uefa Europa League gracias al talento individual que ostentan Sergio Agüero y Diego Forlán. Ante el Fulham, al cual termino venciendo por 2-1 en tiempo extra, con dos goles del uruguayo, no había otra manera de imponerse.
El Atlético es un equipo sin demasiadas luces, con dos volantes centrales limitados y dos extremos como Reyes y Simao que se mueven por inspiración. No tiene mucho más. Esto quedo en evidencia frente el elenco ingles, inferior en cuanto a calidad técnica, pero muy laborioso. Que sabe de sus limitaciones y por contrapartida, explota al máximo sus pocas virtudes. Siempre impulsado por el húngaro Zoltan Gera, de extraordinaria labor en la noche de Hamburgo.
Ante dicho panorama, era necesario que en el Atleti mostraran credenciales Agüero y Forlán, quienes encumbrados como las estrellas de una final inesperada, no defraudaron y llevaron de la mano a su equipo. Primero aviso Forlán, con un tiro cruzado al poste y luego Agüero, con un par de acciones, antes que el propio uruguayo anotara el 1-0 tras un buen contragolpe dirigido por Reyes a los 32m.
El gol, de todos modos, no alcanzo a derribar al persistente equipo ingles. No hubo tiempo, dada la rapidez con la que el Atlético dilapido su renta. Simon Davies fue quien igualo, tras una acción confusa y sin suerte para Perea.
La igualdad consolido al Fulham y sentencio las aspiraciones de un equipo “Colchonero” desconectado, sin dominio, sin ocasiones y con su juvenil arquero, De Gea, salvándolo en ocasiones en las que el once ingles se animo a ir por algo más.
El paso del tiempo y la necesidad de mostrar algo mas, hicieron del conjunto español un equipo confundido e incapaz de derribar a un rival discreto pero competitivo, que se esmeraba por mantener a tono un encuentro destinado al alargue.
Los esfuerzos fueron en vano. Hubo tiempo extra, el suficiente para que Agüero y Forlan se asocien una vez mas (115) y lleven en andas a un Atlético que gracias a sus prodigiosos botines vuelve a disfrutar de la gloria europea; 48 años después de su ultima conquista, la Recopa de 1962. Sin ellos, hubiera sido imposible.