Permanecimos un tiempo con el fin de que pudiéramos añadir alguna foto ilustrativa de quien es el que realiza estas galería que haga el blog más asequible. Tras unos minutos se acercó la dueña de la casa, que entró rápidamente en su interior y que sólo pudimos fotografiar a su salida. El viaje, que hizo lo hizo sin ninguna presa, dificultó la fotografía a la llegada. Generalmente, cuando llegan con una oruga, el peso que cargan es tan elevado que lo hacen con torpeza y de haber sido así podríamos haber obtenido una foto mejor.
En primer lugar, decir que son muchas las especies de avispas cazadoras que podemos llamar enterradoras, y que no son otra cosa que avispas que no han dado el salto adoptado por las avispas alfareras que fabrican ellas mismas los hogares para su descendencia. Éstas avispas enterradoras practican agujeros en el suelo que abastecen con animalillos paralizados que serán devorados por las larvas de las avispas en el oscuro interior de sus moradas. Estos agujeros pueden ser practicados en diferentes tipos de sustratos, pero en este caso os ilustro los que se fabrican sobre arena.
Las avispas que practican sus agujeros en la arena se las han ingeniado para que las características de la misma no sean un problema. La capa más exterior de la arena, como ocurre en el resto de los sustratos posee una consistencia mayor que las partes no expuestas a la intemperie, dando la impresión de poseer una especie de “corteza” al modo de la tensión superficial que tiene el agua y que permite a los zapateros o patinadores desplazarse por ella sin hundirse.
De este modo, el agujero que practican las avispas que moran en las arenas, no es más o menos vertical en el suelo, sino que lo que hacen es retirar la arena haciendo una galería en sentido horizontal de modo que la “corteza” más consistente (poco más pero sí lo suficiente) hace las veces de techo. Estos agujeros, suelen tener un aspecto aplanado, mucho más anchos que altos pero sirven perfectamente para su cometido. Son practicados a gran velocidad, y puede haber gran cantidad de ellos debido a que no todos cumplen con las exigencias de calidad de las avispas.
La larva pupará en el interior de la cámara y cuando termina su transformación una nueva avispa saldrá al exterior a través de la arena, comenzando una nueva vida de cazadora. Es fácil deducir la fragilidad de estos nidos que pueden arruinarse y desmoronarse por dentro ante el paso de cualquier animal por la superficie o por una tormenta fuerte,