Agustín de Pablos: “Los libros y el cine inspiraron ‘Sombra de Luna”

Publicado el 19 enero 2015 por Vivelibro @infoviveLibro
La primera novela de Agustín de Pablos, Sombra de Luna, envuelve una historia de intriga y misterio que se mantiene hasta el final pero en la que no se dejan de lado el humor, la ironía y la capacidad de adaptación de cada personaje. Basado en la palabra inglesa serendipity, Sombra de luna busca sorprender al lector con algo tan cotidiano como la capacidad de sobrevivir ante los acontecimientos que se nos presentan desde el día que nacemos. A continuación os dejamos con la entrevista a nuestro autor y con las claves de su primera novela, también relacionada con fines solidarios.

ViveLibro (V): ¿En qué te inspiraste para escribir Sombra de Luna?
Agustín de Pablos (AP): Me considero un lector compulsivo y un gran amante del cine, por lo tanto tengo varias fuentes de inspiración para escribir mis propias historias. Me faltaba dar el paso inicial para escribir de forma regular. Hace poco más de un año, adquirí un compromiso con una colaboradora de Aldeas Infantiles SOS, con el fin de escribir un libro y posteriormente venderlo entre los empleados de mi empresa. El importe de esa venta, iría destinado a la ayuda de los niños necesitados. Me faltaba un pequeño empujón a mi motivación y, este fue el motor. 
V: ¿Qué pueden encontrar los lectores en tu primera novela?
AP: Una historia creíble, sin artificios y que podría pasar a cualquiera. Me base en la palabra inglesa serendipity. Su significado, sin tener una traducción concreta al español, viene a ser como la facultad de encontrarse con hechos asombrosos sin la intención de proponérselo. El libro plasma una historia, en la que el protagonista debe afrontar una serie de enredos y situaciones rocambolescas, que van creciendo en complejidad. El descaro y, sobre todo, la fina ironía del personaje, dota a la trama de situaciones de humor a lo largo de toda ella.
V: ¿Qué aportan los personajes de Sombra de Luna a la novela?
AP: Todo. He dedicado mucho cariño en dotar a los personajes de una personalidad propia y coherente, honesta. Me imaginaba a cada uno de los personajes, más de treinta, desde todas las vertientes. Desde su personalidad, su físico, su ropa hasta sus pequeñas manías. En el fondo, de todo aquello que permite encontrarse con personajes que nos resulten familiares desde un primer momento, puesto que los lectores podrán identificarlos con algún amigo, un conocido, el vecino de enfrente, etc. Repito, creo que el mejor acercamiento al lector, es hacerle partícipe de una historia en la cual no le costase demasiado verse reflejado. En este caso, hago bueno el dicho de la realidad puede superar a la ficción.
V: ¿Por qué, en la sinopsis del libro, calificas al protagonista como “el superviviente que todos llevamos dentro”?; ¿Qué hay del autor en este protagonista?
AP: Como respuesta a la primera pregunta, tal vez debido a una ligera “deformación” profesional. Me dedico al mundo de la tecnología y, uno de los principales valores que son apreciados en el mismo, es el de la adaptación al cambio que permite la supervivencia. El protagonista del libro, debe afrontar múltiples situaciones de las que salir airoso y, solamente puede hacerlo, adaptándose a las circunstancias.
La segunda pregunta me la han hecho varias veces. Creo disfrutar de un buen sentido del humor y, la ironía, incluso en algún caso, un cierto cinismo, pueden ser rasgos de mi carácter, pero no llego tan lejos como el protagonista de la obra. En todo caso, siempre podríamos decir, que tiene un cierto parecido conmigo, pero su personalidad es mucho más desbocada.
V: ¿Qué te gustaría transmitir con Sombra de Luna a los lectores?
AP: Una historia que permita al lector vivirla en su imaginación de forma sencilla, sin aditivos efectistas y, que disfrute hasta el final con una sonrisa permanente, tal y como está indicado en la sinopsis. Decir al respecto, que los tres comentarios existentes en dicha sinopsis, han sido realizados por amigos que leyeron los primeros borradores y esta fue su pequeña aportación como resumen de la novela. Hay frases y situaciones, que volviéndolas a leer, continúan provocándome una sonrisa. Al final de cada capítulo, intento dejar al lector con la curiosidad de saber que pasará en el siguiente.
V: Con este libro estás muy involucrado en causas solidarias, concretamente con Aldeas Infantiles, ¿qué puedes contarnos sobre ello?
AP: Antes comentaba que había adquirido el compromiso con una colaboradora de Aldeas Infantiles SOS. Estuve informándome de la labor que realizan en más de 143 países durante los últimos 60 años y, quedé sobrecogido con las necesidades básicas que tienen millones de niños en el mundo. La idea de aunar el reto de escribir un libro, conjuntamente con recabar fondos destinados para ayudar a los niños, me llenaba plenamente. Me considero muy pagado de haber conseguido ambas cosas.
V: La portada se sale de lo corriente, ¿qué nos puedes contar sobre ella?
AP: Tuve la suerte de contar con la ayuda de la hija de un buen amigo. Su nombre es Marta Brandariz y, yo la considero una “mujer del renacimiento”. Ha publicado varios álbumes musicales, está terminando el proyecto de fin de carrera de arquitectura, habla varios idiomas y, dibuja de forma increíble. Le solicité que crease el perfil de una ciudad, con una luna enorme sobre ella y, al poco tiempo, ya contaba con un par de bocetos. Creo que la portada final aporta un valor añadido al libro.
V: ¿Existe ya un segundo proyecto en el que estás trabajando? ¿Está relacionado con tu primera novela?
AP: Tengo un par de guiones que me gustaría desarrollar en breve. El primero de ellos es la continuidad de Sombra de Luna en la cual llevo al personaje a continuar viviendo situaciones estresantes. Lo he hecho tan cercano, que lo echo de menos y, necesito volver a “vivir” sus aventuras.
El segundo proyecto es una novela más negra, en la que un grupo de niños durante un verano que se las prometía idílico, viven y se relacionan con el asesinato de la hermana de uno de ellos. Entrelaza dos momentos temporales: las propias aventuras de esos niños, y los recuerdos de aquellos momentos , una vez se han convertido en adultos.
El que escribe un libro por primera vez no es consciente del compromiso que adquiere con el mismo en cuanto a volver a repetir ese reto.