Si su tatarabuelo Fermín fue asesinado en la cárcel de Almendralejo por los esbirros de Fernando VII, si su abuelo Nicolás también sufrió cárcel por mandato del rey felón y si su padre hubo de exiliarse en Francia tras participar en la insurrección republicana de Badajoz en 1883, Matilde acabó saltando en 1942 al patio de una cárcel para evitar un bautismo con el que pretendían “limpiar” no sólo sus convicciones, sino las de sus antepasados. Agustín Iglesias revive a Matilde Landa y convierte la dramática peripecia personal de esta mujer en el símbolo de la resistencia cívica, aún hoy, de una de las Españas históricas.
Si su tatarabuelo Fermín fue asesinado en la cárcel de Almendralejo por los esbirros de Fernando VII, si su abuelo Nicolás también sufrió cárcel por mandato del rey felón y si su padre hubo de exiliarse en Francia tras participar en la insurrección republicana de Badajoz en 1883, Matilde acabó saltando en 1942 al patio de una cárcel para evitar un bautismo con el que pretendían “limpiar” no sólo sus convicciones, sino las de sus antepasados. Agustín Iglesias revive a Matilde Landa y convierte la dramática peripecia personal de esta mujer en el símbolo de la resistencia cívica, aún hoy, de una de las Españas históricas.