A Felipe le gusta vestir en España como un pensionista que no llega a fin de mes, pero tiene en Tánger una exclusiva finca con playa privada contigua a la del rey Mohamed VI. Y la tiene por concesión afectiva del sátrapa magrebí hacia su persona, ya que el sevillano mantuvo una relación envidiable con su padre. La excelente sintonía de Felipe con Hasan II la facilitó la intermediación del rey Juan Carlos y, sobre todo, la lluvia de miles de millones de dinero público que, en la forma de créditos para la compra de material militar español, dejó caer España sobre Marruecos cuando Felipe mandaba. Desconocemos si se inspiraron en el Palau de la Música y la familia Pujol para manejar estos dineros, pero es bien conocido su gusto por la lírica catalana. El rey Juan Carlos y Felipe González se apoyaron continuamente en los años ochenta y noventa ayudándose en la consecución de sus objetivos, facilitando siempre el uno la labor del otro. También colaboraron en tareas de Estado y de Gobierno.
De tanto tratar con grandes fortunas internacionales, a Felipe se le han pegado sus costumbres. Los hijos de los muy ricos no trabajan, y ninguno de los hijos varones del ex presidente -cuarentones con familia- tiene oficio conocido. Lo mismo le pasa al hijo de José Bono, otro ni-ni de postín. A Felipe también se le ha pegado el deseo por crear un fondo de capital riesgo, una controvertida forma de inversión con muchos detractores dada la facilidad con la que permite aflorar capital revestido de éxito empresarial. El fondo de Felipe se llama Tagua Capital.
Felipe es hoy el único dinosaurio de la política capaz de, en menos de 24 horas, pasar de ser besuqueado por amas de casa y receptores PER en los feudos del PSOE en la Andalucía rural más castigada por el paro y la corrupción de su partido, a bailar en la República Dominicana bachata con una multimillonaria en un palacio próximo a la mansión de Carmen Chacón bajo la mirada de Óscar de la Renta. Entre grandes billonarios es donde se encuentra verdaderamente cómodo, a la gente humilde que le aclama en los mítines como una estrella del rock siempre la despreció. En lo que a gestión de imagen publica se refiere, Felipe González es un estafador profesional./la verdad ofende
A Felipe le gusta vestir en España como un pensionista que no llega a fin de mes, pero tiene en Tánger una exclusiva finca con playa privada contigua a la del rey Mohamed VI. Y la tiene por concesión afectiva del sátrapa magrebí hacia su persona, ya que el sevillano mantuvo una relación envidiable con su padre. La excelente sintonía de Felipe con Hasan II la facilitó la intermediación del rey Juan Carlos y, sobre todo, la lluvia de miles de millones de dinero público que, en la forma de créditos para la compra de material militar español, dejó caer España sobre Marruecos cuando Felipe mandaba. Desconocemos si se inspiraron en el Palau de la Música y la familia Pujol para manejar estos dineros, pero es bien conocido su gusto por la lírica catalana. El rey Juan Carlos y Felipe González se apoyaron continuamente en los años ochenta y noventa ayudándose en la consecución de sus objetivos, facilitando siempre el uno la labor del otro. También colaboraron en tareas de Estado y de Gobierno.
De tanto tratar con grandes fortunas internacionales, a Felipe se le han pegado sus costumbres. Los hijos de los muy ricos no trabajan, y ninguno de los hijos varones del ex presidente -cuarentones con familia- tiene oficio conocido. Lo mismo le pasa al hijo de José Bono, otro ni-ni de postín. A Felipe también se le ha pegado el deseo por crear un fondo de capital riesgo, una controvertida forma de inversión con muchos detractores dada la facilidad con la que permite aflorar capital revestido de éxito empresarial. El fondo de Felipe se llama Tagua Capital.
Felipe es hoy el único dinosaurio de la política capaz de, en menos de 24 horas, pasar de ser besuqueado por amas de casa y receptores PER en los feudos del PSOE en la Andalucía rural más castigada por el paro y la corrupción de su partido, a bailar en la República Dominicana bachata con una multimillonaria en un palacio próximo a la mansión de Carmen Chacón bajo la mirada de Óscar de la Renta. Entre grandes billonarios es donde se encuentra verdaderamente cómodo, a la gente humilde que le aclama en los mítines como una estrella del rock siempre la despreció. En lo que a gestión de imagen publica se refiere, Felipe González es un estafador profesional./la verdad ofende
A Felipe le gusta vestir en España como un pensionista que no llega a fin de mes, pero tiene en Tánger una exclusiva finca con playa privada contigua a la del rey Mohamed VI. Y la tiene por concesión afectiva del sátrapa magrebí hacia su persona, ya que el sevillano mantuvo una relación envidiable con su padre. La excelente sintonía de Felipe con Hasan II la facilitó la intermediación del rey Juan Carlos y, sobre todo, la lluvia de miles de millones de dinero público que, en la forma de créditos para la compra de material militar español, dejó caer España sobre Marruecos cuando Felipe mandaba. Desconocemos si se inspiraron en el Palau de la Música y la familia Pujol para manejar estos dineros, pero es bien conocido su gusto por la lírica catalana. El rey Juan Carlos y Felipe González se apoyaron continuamente en los años ochenta y noventa ayudándose en la consecución de sus objetivos, facilitando siempre el uno la labor del otro. También colaboraron en tareas de Estado y de Gobierno.
De tanto tratar con grandes fortunas internacionales, a Felipe se le han pegado sus costumbres. Los hijos de los muy ricos no trabajan, y ninguno de los hijos varones del ex presidente -cuarentones con familia- tiene oficio conocido. Lo mismo le pasa al hijo de José Bono, otro ni-ni de postín. A Felipe también se le ha pegado el deseo por crear un fondo de capital riesgo, una controvertida forma de inversión con muchos detractores dada la facilidad con la que permite aflorar capital revestido de éxito empresarial. El fondo de Felipe se llama Tagua Capital.
Felipe es hoy el único dinosaurio de la política capaz de, en menos de 24 horas, pasar de ser besuqueado por amas de casa y receptores PER en los feudos del PSOE en la Andalucía rural más castigada por el paro y la corrupción de su partido, a bailar en la República Dominicana bachata con una multimillonaria en un palacio próximo a la mansión de Carmen Chacón bajo la mirada de Óscar de la Renta. Entre grandes billonarios es donde se encuentra verdaderamente cómodo, a la gente humilde que le aclama en los mítines como una estrella del rock siempre la despreció. En lo que a gestión de imagen publica se refiere, Felipe González es un estafador profesional./la verdad ofende