En la cuarta ronda de este Torneo Abierto a Magnus le correspondió enfrentarse a otro Gran Maestro, en este caso, al ajedrecista griego Dimitris Anagnostopoulos (2446)
y Agdestein comentó en su maravilloso libro “Wonderboy”, que narra las aventuras de Magnus Carlsen en sus inicios,
Suponemos que Magnus al que le gustaba por entonces ser él, el que sacrificara algo para obtener contrajuego, se encontró con una posición que no fue nada de su gusto.
Sólo así podemos justificar su error cometido en el momento crítico.
La apertura preparada fue una línea contra la Defensa Siciliana, Variante del Dragón, en donde las blancas optaron por enrocarse largo antes de mover su alfil a la “temática” casilla de “c4”, como se muestra en la posición del diagrama nº 1, en donde las negras intentaron rápidamente contrarrestar dicho movimiento:(Para ampliar la imagen que sigue, haga "click" sobre ella):
En la posición del diagrama nº 2 aparece el mencionado “momento cumbre” de la partida. Carlsen, incómodo, juega mal y es inmediatamente castigado:(Para ampliar la imagen que sigue, haga "click" sobre ella):
Anagnostopoulos le muestra al chico cómo se tiene que maximizar al máximo las piezas y el ataque es fulgurante (diagrama nº 3) y por ello Carlsen se vio obligado a entregar su dama y poco más tarde la partida:(Para ampliar la imagen que sigue, haga "click" sobre ella):
En 22 jugadas Magnus se rindió y por ello el niño fue “miniaturizado” ¡sin piedad!.
Recordamos ahora la importancia psicológica que existe en el ajedrez (sobre todo cuando es tratado como “deporte”).
Se han intentado explicar en muchos libros la relación causa-efecto que supone el impacto psicológico sobre el deportista, como hemos visto por ejemplo en este caso, sin respetar siquiera la edad de los contendientes.
Al cronista le viene de esta forma a la memoria un bonito libro, recientemente editado por la Editorial TEELL (“Todo está en los libros”) que se titula “GANAR AL AJEDREZ CON PSICOLOGÍA”
y cuyos autores son Pal Benko (GM, antiguo campeón de Hungría y ocho veces campeón del Open de los EE UU. Rival del mejor ¡Bobby Fischer!)
El libro empieza con una noble frase de Garry Kaspárov que refleja muy bien lo que se quiere llegar a explicar con la atenta lectura del mismo:
Tal como afirmó hace mucho tiempo el campeón del mundo, Emanuel Lasker,
es ¡la que más moleste al rival! y no tiene por qué ser necesariamente la mejor que haya en ese momento sobre el tablero (!?).
Merece ahora, queridos lectores, para terminar la crónica, que le echen un vistazo al índice de contenidos de este fabuloso libro de enseñanza:Fdo.- Angel Jiménez Arteaga